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lunes, 2 de junio de 2008

LA MEDIOCRE EN PRENSA

Transparencia260508Prensa

TRANSPARENCIA
POLITICA
Por Erwin Macario
(Vanguardia)


Cambio en prensa

Hoy, en esta transición democrática que vive México, ningún gobierno, ninguna institución pública o privada sobrevive sin un acertado trabajo de comunicación.
Martín A. Zermeño/ Comunicar desde el gobierno

La terquedad, que todos atribuyen como una cualidad, del gobernador Granier, ¿hará mentira la hipótesis del colega chihuahuense citada en este epígrafe? ¿No hará caso, esta vez, a las señales que su propio secretario de Gobierno envió desde el más escuchado noticiero radiófónico, Telerreportaje?
Ciertamente la amistad leal es una de las cualidades de Andrés Granier Melo y lo ha demostrado con quienes forman parte de su Gobierno. Todavía no llega, hay que reconocerlo a sacrificar su mandato en aras de esa amistad, como sucedió con Salvador Neme Castillo que, por ello, gobernó sólo la mitad de su sexenio, dando paso al madrazato.
Granier, también es cierto, tiene problemas con algunos (en realidad, más algunas) de sus colaboradores y ha venido poniendo correctivos, sin deshacerse de ellos. Tal vez esas protecciones administrativas justifiquen que sigan en el cargo.
Pero en materia de comunicación y relaciones públicas, su único amigo, y él lo ha reconocido entre los tres principales de su gobierno, es Jesús Taracena Martínez, un político que mantiene el respeto de la gran mayoría de los medios tabasqueños, pese a los recortes obligados que en publicidad y propaganda ha tenido que hacer, lo que ha desatado la furia de uno o dos periódicos que en Tabasco, hoy, están convertidos en enemigos acérrimos del gobierno.
Sin embargo ni esta prensa ni el fuego amigo a que ha estado sometido Chuy Taracena, son una amenaza contra su cargo de vocero de Granier y mucho menos de su amistad con el mandatario.
En la entrevista que hicieron Chuy Sibilla y su hermano Emmanuel al secretario de Gobierno, Humberto Mayans Canabal, éste más que hablar para los tabasqueños envió mensajes a los colaboradores y al propio gobernador Granier.
Entre sus advertencias está la falla informativa, cuestión que ni el mismo hombre de confianzas del químico Granier se atrevió adjudicar a Chuy Taracena:
—¿El problema es Comunicación Social? para decirlo claramente, porque bueno… —le preguntó ese 28 de abril Emmanuel Sibilla.
—El problema es de información, yo creo que es de una actitud del Gobierno todo, de informar correctamente, transparentemente, para poder, por una parte, que la ciudadanía tenga la información y por otra, para inhibir las críticas malsana o perversas, o de buena fe que se puedan estar haciendo por parte de información; nosotros tenemos que salir al paso a ese tipo de críticas malsanas y perversas, por la otra, las críticas buenas son bienvenidas, porque también un Gobierno necesita tener la otra parte, en una democracia lo que dice la oposición, lo que dicen las críticas que nos puedan hacer, son bienvenidas y nosotros también tenemos una vocación democrática —respondió Mayans.
Evadió Mayans señalar públicamente a Chuy Taracena, a quien dentro del equipo de Granier muchos ponen zancadillas.
La verdad es que hay una tremenda falla informativa y de relaciones con los medios, pero de parte de quienes debían actuar como empleadas eficientes y no como amigas, que no lo son, o protegidas del gobernador Andrés Granier.
¿Qué compromisos, se preguntan los periodistas, tiene el químico con Luisa Manrique, una oscura reporterilla cuya único mérito fue cubrir la fuente del Ayuntamiento cuando el actual gobernante era presidente municipal?
Es que no cobró en la campaña, donde anduvo sirviendo en el área de prensa, responden algunos. ¿Hubo, entonces, quienes cobraron? Es pregunta.
Cualquier respuesta que se dé en defensa de la actual jefa de prensa, subordinada, debe entenderse, de Chuy Taracena, en nada sirve pues no puede quitarle la incapacidad de la mencionada funcionaria, cuyo complejo de inferioridad es tanta que para no hablar con los periodistas que encuentra en los actos oficiales se mantiene pegada al celular, fingiendo, tal vez, que le habla la Virgen.
Prepotente con quienes se dejan, doña Luisa Manrique mantiene un grupo de periodistas afines. A ellos invita a los eventos de gobierno, con ellos intercambia algunos monosílabos de su cortedad parlante. Ante la mayoría de los informadores se cohíbe o los odia, resultado de su enfermiza actitud, secuela, tal vez, de un pasado que odia.
Pero no es un jefe o una jefa de prensa peladientes que quieren los periodistas y necesita Granier, sino eficacia en la información oficial. Lo que carece la actual administración y todos, hasta el propio responsable de la política interna, Mayans, reconocen y advierten.
Bastaría revisar diariamente los boletines emitidos para darse cuenta de las fallas que mantienen al gobierno granierista en el filo de la desinformación, que afectan la propia gobernabilidad.
Mayans, voz autorizada por el propio gobernante, lo reconoce en la entrevista que sirve para entender lo que pasa en el gobierno tabasqueño:
“…en primer lugar, yo creo que ha sido un error y lo tenemos que reconocer, del Gobierno del Estado, de no informar e informar a tiempo; creo que esto es un problema que tenemos que resolver muy pronto, de fondo porque el Gobierno del Estado tiene que informar. El Gobierno del Estado, el químico Granier, nuestro gobernador está actuando de buena fe, está actuando responsablemente, el Gobierno está trabajando, es un Gobierno que trabaja, es un gobernador que trabaja y lo estamos haciendo de cara a múltiples problemas que se nos están presentando y que no habíamos vivido históricamente en los últimos 20 ó 30 años”, admitió públicamente.
Si lo del secretario de Gobierno no es únicamente una salida pública, intentar “poner el dedo” más alto, los disparos desde la retaguardia del fuego amigo contra Chuy Taracena, el problema se va a “resolver muy pronto, de fondo, porque el Gobierno del Estado tiene que informar”.
Granier no está obligado, por lástima, a mantener la ineficiencia en sus filas. Bien puede, si quiere, dejarle el sueldo a quienes le están fallando y ubicar en esa área importante de Gobierno, en la jefatura de prensa, a un profesional de la comunicación, que llegue a trabajar, no a desquitar sus frustraciones con quienes, como los periodistas pueden ser sus mejores aliados.
Además de una buena y fluida información, eficiente monitoreo de medios, rigor en el análisis de contenidos mediáticos y buen manejo del discurso oficial, debe mantenerse una relación permanente, sana y profesional, con los representantes de los medios, con los reporteros, no esconder la incapacidad y el complejo de inferioridad con un celular pegado al oído.
Utopía, quizás. Granier no necesita ser terco en esta materia. Está en peligro ante la historia.

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