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lunes, 3 de enero de 2011

PRETEXTO PARA AGRADECER

Tp091110AguilarCamínRN
TRANSPARENCIA
POLÍTICA
Por Erwin Macario* erwinmacario@hotmail.com

Homenaje a Aguilar Camín

La moral pública es de por sí un
terreno pantanoso, sobre todo si
sus mandamientos salen de los
establos de la venganza política.
Héctor Aguilar Camín / La
conspiración de la fortuna

Amigo, Héctor: El reconocimiento que este año te ha hecho la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) como escritor, también debe ser como guía de políticos, de la política.
Releo tu novela, en la hiciste el favor de hacerme un personaje, y encuentro la enseñanza a flor de página. Eres para muchos una voz en el silencio cómplice de muchos escritores y periodistas.
En esta tierra, que como otras regiones del país ha superado en mucho al pueblo de Mendoza, una realidad que en tu ¿ficción? ¿vaticinio? es argumento nacional —Esta guerra no se libra para nosotros en Mendoza, sino en la prensa, tío. La prensa que creímos amiga, no lo es, y la que sabíamos enemiga, lo es más que nunca.
En esa novela, recuerdas, no hubo bajas en la prensa. Ahora van un periodista cada mes de este gobierno real. Y no en fuego cruzado. Aunque en Mérida, Yucatán, se aparezca el gobernante como el adalid de las libertades. Otra historia, otra novela quizás.
Le escucho, ante la SIP, y tengo que recordar los argumentos de la novela: “Quiero que nos ayude en ese frente. No estamos perdiendo la batalla en Mendoza. La estamos perdiendo en los medios, porque la prensa no es nuestra. La prensa está en manos de nuestros enemigos. Esta es la lección de estos días”.
Unos 30 mil muertos y la guerra se pierde por culpa de la prensa. En la realidad.
Eres un brujo, un chamán político, amigo Aguilar Camín.
Pero no es ese el punto central de este texto, pretexto para felicitarte. Sino la enseñanza política de tu novela La conspiración de la fortuna, referencia obligada, como El Padrino, para escribir de política y políticos. Al menos para mí y el personaje que reinventaste.
Veamos: Todo político serio debía dedicar la mitad de su tiempo a los amigos y la otra mitad a los enemigos.
Los amigos nos acompañan y nos vigilan. Nos desean lo mejor y lo peor. Nos miden con ellos mismos, celebran y se duelen de nuestros triunfos tanto como de nuestras caídas. Son nuestro espejo hipócrita, nuestros fraternos rivales, pones en boca de Santos Rodríguez.
Me gusta —como escriben en Face Book— aquello de “perdí la fe en que es posible servir al país desde los puestos públicos sin torceduras ni claudicaciones”.
Y también “Desde entonces no puedo sino aceptar la paradoja esencial del arte de la política, a saber, que tratándose de la más seria y noble de las ingenierías, la ingeniería destinada a ordenar las pasiones humanas, no puede ejercerse ni en el más alto de sus momentos sin una doses de perversidad o de malicia.”
Me has servido para mis epígrafes. Los primeros referentes al aparecer tu novela. Me hiciste regresar a la prensa con más fuerza:
Pienso volver a la prensa —dije yo—. Quiero recordar lo que se siente decir las cosas con todas sus letras.
Como en la ficción se entiende que “hay más que recoger en la amistad que en la política y que, si hay que renunciar a algo, hay que renunciar a la vida pública para servir a la privada”.
Fuertes —ya han sido parte de estos textos— aquello de que “la política es una puta que no se deja comprar. No puedes comprarla cuando quieres y cobra cuando se te acabó el dinero”.
En fin, sólo quería felicitarte y este texto, en realidad, es también pretexto para enviar mensajes, como tu novela. Esto me parece excelente: —Usted es buen amigo de sus amigos, pero los conoce mal —dijo Martiniano, y colgó.
Gracias Héctor por reinventarme. Alguien te dijo que si no viviera yo, si no existiera, tú me inventarías.
Un abrazo de Erwin Macario y de Rutilio.
LADO CLARO
La UJAT tiene más reconocimientos de Tabasco por el homenaje a Héctor Aguilar Camín.

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