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viernes, 2 de octubre de 2020

 

 

 



LA FUERZA DE UN CARGO
Tp011020 Sucesión RUMBO NUEVO

TRANSPARENCIA

POLÍTICA

Erwin Macario

 

Aspirantes al Centro

 

El Ayuntamiento de Centro es,

un escalón movedizo. Sólo dos,

al menos del garridismo a la

fecha, han sido gobernadores.

TP/ Rumbo Nuevo 110716

 

En los tiempos del PRI, en Tabasco la humildad era un lastre para escalar en la política. El no apegarse al principio de Peter, y la soberbia —utilizada con osadía que, a veces, rayaba en insolencia— funcionó a muchos.

Y así podría ser ahora con la ola transformista de Andrés Manuel López Obrador, si no se actúa en demérito de las posiciones privilegiadas que dan los cargos administrativos o los puestos de elección popular, como parece sucederá.

Con el PRI había una escala en el ascenso al poder, aunque la rompió, en 2000 —hay que admitirlo—, el gobernador Roberto Madrazo al hacer a un lado a Humberto Mayans y Arturo Núñez e imponer la candidatura de quien era solamente un diputado local, encumbrado al liderazgo del Congreso local, Manuel Andrade Díaz. Tanto Madrazo como el PRI lo pagaron caro.

Se decía a nivel nacional, que para ser Papa se tenía que ser cardenal. Madrazo Pintado violó la regla con Andrade y propicio que Enrique Priego Oropeza fuera gobernador por un año al complicarse la sucesión y ser anulada la elección que había ganado Manuel Andrade y que volvió a ganarle al tres veces perdedor por el PRD, César Raúl Ojeda Zubieta., a quien algunos ilusos mencionan todavía para los comicios del 21.

Aunque sólo el priista Andrés Granier Melo ha podido ser gobernador después de ser alcalde —Manuel Gurría Ordoñez rindió protesta del cargo y el mismo día renunció a la presidencia de Centro y después fue gobernador sustituto cuando se traicionó a Salvador Neme—, el Ayuntamiento de la capital viste a los políticos y los hace soñar con la gubernatura.

Sin embargo, es la Secretaría de Gobierno el cardenalato más óptimo para la mitra gubernamental. Esto no quiere decir que la alcaldía de la capital de Tabasco no sea un hueso bueno ahora que tiene carnita para los que se dicen de la izquierda.

La jettatura que mucho tiempo ha marcado al municipio de Centro en las aspiraciones políticas no ha importado. Ya ven que, en total insolencia a quienes le perdonaron sus antiguos latrocinios, Evaristo Hernández Cruz insiste en preparar su camino para buscar de nuevo ser candidato, ahora por Morena, a gobernador en 2024. Y quiere dejar como sucesor a un achichincle.

Nada más que tanto el López presidente nacional como el López gobernador piensan diferente. Ya se ha hecho circular oficiosamente una lista de los que serían los aspirantes a candidatos a Centro: Carlos Manuel Merino Campos, ligado casi servilmente al gobernador Adán Augusto, de quien ha sido suplente hasta en el Senado; Manuel Rodríguez González, impulsado por la contra interna; Mario Llergo Latournerie, quien por el apellido ladra su derecho político y se ha creído lo que bien ha dicho el periodista Ausencio Díaz: “De casta le viene al galgo”; José Antonio de la Vega Asmitia, el que más partidos políticos ha disfrutado.

Enlistan también en la posible tarjeta a Mayra Elena Jacobo Priego, una de las mujeres a las que ha encumbrado la 4T y, como a los papagayos, le dan guiña y vuelta y capirucha, con tan mala suerte que la ligan a la corrupción en la UJAT.

Y en sexto lugar enlistan a quien sería más importante que el encargado de los programas de asistencia pro electoral, que el diputado palero de la política energética, al muerde mano y al propio pluripartidista, si se tiene en cuenta que es el que ha manejado la política interna del gobierno de Adán Augusto López, Marcos Rosendo Medina Filigrana, el segundo hombre en el gobierno.

Que a la lista filtrada se le agregue el nombre de César Raúl Ojeda no sólo es desacato al que manda, sino estolidez.

Quizá con humildad, comedimiento político, pero también con posible fingimiento de timidez o recato, el de Jalpa espera la decisión del partido al que ha llegado, como el gober López y el presi López, tras haber aprendido en el PRI a doblarse y ser aplastado o a pedir más para que le den lo menos.

Esta entrega sólo comentaré que de no hacerse candidato a diputado federal a Marco Rosendo —lo de la alcaldía de Centro es una distracción—, y al proponerlo a la presidencia municipal de Jalpa de Méndez, no sería sino una prueba de que la 4T desvaloriza sus propias posiciones políticas.

Eso no se le hace ni al peor de los compadres. Sería mejor ponerle un puesto de butifarras en el Estadio Olímpico, ahí en el local donde corrieron al atleta paralímpico Daniel Jiménez Bertruy para remodelar con la llegada del futbol de los Pumas.

Tan la humildad no es buena ni en Morena, que Leonel Serrato Sánchez, quien en el 2018 perdió por mucho la alcaldía de San Luis Potosí (quedó en tercer lugar) a pesar del fenómeno AMLO, ahora lo manejan como posible candidato a esa presidencia otra vez, y les ha dicho: “No me gustaría ser candidato a alcalde. La institución del Ayuntamiento está mocha desde el punto de vista orgánico, institucional, pero también político. Para que funcione, necesitamos que un demócrata fuera gobernador del estado”.

Y, de frente, quiere y busca ser candidato a gobernador.

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