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domingo, 1 de noviembre de 2020


HONESTIDAD EN Morena
Tp150618 Corrupción RUMBO NUEVO

TRANSPARENCIA
POLÌTICA
Erwin Macario

Corrupción grotesca

Le cargó al Senado de la República
artículos personales, entre otros
refrigerador, muebles, gastos del súper
y hasta una muñeca. Denis Maerker 130618

El día que el Pleno del Senado de la República aprobó la solicitud de licencia —por tiempo indefinido por aquello de las dudas— a Layda Sansores San Román, el presidente de la Mesa Directiva, Ernesto Cordero, dijo que la senadora campechana se llevaba el reconocimiento de sus compañeros y, lo más importante, el cariño y agradecimiento de los compañeros trabajadores de mantenimiento y limpieza de ese cuerpo legislativo.
Pintita, hija de tigre —no es elogio, conste—, la “dama del buen decir” no sólo se llevó eso que dice el panista verdugo de Ricardo Anaya, sino la prueba personal que documenta cómo la corrupción ha llegado a extremos grotescos en el propio Senado. 
La hija del “Negro” salió una vulgar ladrona ante su padre Carlos Sansores Pérez, a quien el general José Ortiz Ávila, ex gobernador de Campeche, protector y compadre de éste, lo acusó de ser “un traidor, un desleal, un bandido.  Dos veces ha traicionado al PRI; actuó deslealmente con sus amigos inclusive provocó por órdenes de Luis Echeverría, la caída de Carlos A Madrazo; se ha enriquecido cometiendo latrocinios y hasta es autor intelectual de un asesinato”.
La acusación fue documentada por el periodista Elías Chávez, en la edición 44 de la revista Proceso, en septiembre de 1977,  con el título   “La negra historia del Negro Sansores”.
Pero hoy no es la negrura del negro el tema, sino la corrupción caricaturesca de Layda Sansores, quien además de grosera e insolente  no tiene llenadera, pues,  no conforme con el insultante millonario sueldo de senadora, compraba artículos personales con cargo al Senado de la República, tal vez con la aquiescencia de su presidente Ernesto Cordero quien al despedirla “con calidez y respeto del Senado”, según el boletín oficial, no escatimó palabras. Le dijo que se llevaba, también, la bendición de los trabajadores y  “tiene mi amistad, cariño y respeto, y fue un honor haber sido su compañero en esta Legislatura”.
La senadora con licencia cargó al presupuesto senatorial unos 700 mil pesos de gastos domésticos, personales, que no tienen relación con su tarea legislativa, salvo pudiera ser, el mantener su imagen tornasolada con los tintes de cabello que le pagamos los mexicanos vía Senado. 
Corrupción de baja estofa, de delincuente de cuello negro, que la periodista Denis Maerker exhibió, en noticiero Televisa: “En el centro de las campañas presidenciales de este año ha estado el tema de la corrupción, el desvío de recursos públicos, el enriquecimiento ilícito.  Esto tiene que cambiar, en eso han coincidido todos. Pero no es solamente en los casos más flagrantes. Es también el abuso cotidiano de servidores públicos que, quizás sin caer en prácticas ilegales,  dejan ver que fácil les parece disponer de los recursos de todos”, dijo la periodista en su programa, lo que circuló desde anteanoche en las redes sociales.
Le tenemos un ejemplo —abundó la colega—. La senadora del PT, con licencia,  Layda Sansores que ahora busca ser la alcaldesa de la Delegación Álvaro Obregón, aquí en la Ciudad de México, por la Coalición Juntos Haremos Historia le cargó al Senado de la República artículos personales, entre otros refrigeradores, muebles, gastos del súper y hasta una muñeca.
Este es el reporte de Fátima Monterrosa: durante 2016 y 2017 los servicios administrativos de la Cámara de Senadores reembolsaron más de 700 mil pesos en gastos personales a Layda Sansores, que no están relacionados con su labor legislativa.
Al través de una solicitud de información se obtuvieron copias de las facturas que Sansores presentó al Senado para poder comprobar sus “gastos legislativos”.
Layda Sansores facturó a nombre del Senado de la República gastos personales que van desde el tinte para teñir su cabello de rojo (número 5, desodorantes, pasta de dientes, hasta la despensa de su casa. Bajo este concepto el Senado avaló las compras por 59 mil 731 pesos que realizó la campechana en tiendas y supermercados.
El 30 de noviembre (día de San Andrés) de 2016 se gastó por ejemplo 6 mil 610 pesos en 12 kilos de bacalao noruego y dos kilos de jamón serrano.
Un senador de la República percibe un sueldo mensual bruto de 223 mil pesos más un recurso extra llamado de servicios generales en apoyo de sus labores legislativas, que tienen que comprobar y  que va de los 150 mil a los 232 mil pesos mensuales.
Sin embargo, Layda Sansores facturó a nombre del Senado compras en diversas tiendas departamentales en la ciudad de México. Fueron 56 mil 274 pesos en maquillaje, joyería, ropa, bolsas y juguetes para sus nietos. Por ejemplo, en una factura del primero de diciembre de 2016  pagó 4 mil 940 pesos por una muñeca Tumbir y sus accesorios.
La senadora Sansores se mandó a confeccionar con la diseñadora de moda Carmen Río un vestido y una mascada de seda con la cara de los 43  normalistas desaparecidos de Ayotzinapa; también un saco y un rebozo. Por las cuatro prendas se pagaron 22 mil 185 pesos.
También facturó a nombre del Senado de la República 288 mil 476 pesos por la compra de almohadas, juegos de sábanas, cobertores, cortinas, toallas, vajillas, cubiertos, tazas, platos, refrigerador, estufa, tostador, plancha, licuadora, colchones, cafeteras, sartenes, sillas, comedor, porta retratos,  aires acondicionados, ventiladores y macetas.
El 21 de octubre del 2016, por ejemplo, facturó una cafetera  de 32 mil 939 pesos y el 5 de enero de 2017 una licuadora de 14 mil 999 pesos. Las compras se realizaron en diversas tiendas de la Ciudad de México y de Campeche.
Exhibido el Senado.

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