sábado, 3 de mayo de 2008

MI MEJOR PREMIO

LIBRO/ CULTURA

AGRADECIMIENTOS:Gracias, hermano de este viaje por la verdad. Gracias por mencionar la generosidad de Héctor que con el personaje Rutilio González rinde homenaje a todos los periodistas de provincia que aman este quehacer de la verdad.(A Juan José Sánchez 260905)


Piedra200905
Primera Piedra
Por Erwin Macario

Las conspiraciones I

Escribí siempre en diarios y revistas críticos, donde la sola idea de la censura o la complacencia con el poder era un sacrilegio.
Héctor Aguilar Camín/ entrevistado por Héctor de Mauleón.

La conspiración de la fortuna, que completa la trilogía sobre el poder político en México, escrita amena y magistralmente por Héctor Aguilar Camín, iniciada con Morir en el Golfo y continuada por La guerra de Galio, es para este reportero el mejor galardón en su carrera de periodista.
Aguilar Camín, a quien nunca podré agradecerle debidamente el haberme tomado como uno de sus personajes en La conspiración…, me ha obsequiado lo mejor que alguien pudiera regalarme al tomar mi modesta forma de escribir, y tal vez de vivir, de ser, de entender y de contar, como el estilo del periodista de provincia que a su manera narra la historia del poder.
Historiador, Héctor acude a la ficción para documentar la historia desde la pluma de un periodista-cómplice de provincia que conoce a los caciques regionales y sabe de conspiraciones: Rutilio González.
Como ayer martes la amistad y la generosidad de Pepe Ancona, Enrique Muñoz y el equipo de Diario Olmeca documentó, Aguilar Camín reveló en el programa “El cristal con que se mira”, de Víctor Trujillo, que tal periodista está inspirado en este servidor.
Mejor homenaje no esperaba. Si un hijo, escribir un libro y sembrar un árbol dan un pedazo de inmortalidad, ser personaje de una novela ha superado todas las perspectivas de mi paso por la vida.
Nunca, tampoco, podré agradecerle a Diario Olmeca las líneas que me dedica en relación a la novela anunciada por Héctor en el programa de quien he considerado uno de los brillantes comunicadores de este país.
A mis lectores dejo mi felicidad por las palabras del novelista en dicha entrevista: “Un personaje que me gustó mucho a mí, que me divertí mucho haciendo, que se llama Rutilio Domínguez, que es el periodista local, que es el gran conocedor del medio, bueno ese personaje está sacado fundamentalmente de un reportero tabasqueño que no tiene nada que ver ni con el narco ni con nada, pero que era un personaje en ese sentido de que tu te sentabas con él y él comenzaba en un lenguaje extraño y lleno de gracia, a contarte las cosas de la localidad como nadie te las podía contar”.
Premio estatal de periodismo, premio nacional del Club Primera Plana por más de 30 años de ejercicio, Premio Radio Chapultepec... empero tengo que reconocer que este es mi mejor presea, amigo Héctor y tengo que llevar en mi corazón tus palabras al hablar de ese tu personaje, que sé que cuenta en primera persona, la historia de esta tu tercer novela sobre el tema del poder político: “Se llama Erwin Macario y no tiene nada que ver con el personaje como tal en la novela, pero en mi cabeza… ese estilo, esa actitud, de un hombre muy inteligente, muy conocedor, lleno de malicia como era, como debe ser todavía Erwin Macario, es una persona real que yo traigo y lo transformo completamente en este personaje”.
Más tengo que agradecer que en tu libro definas a Rutilio Domínguez, el prototipo de lo que debí ser, como “cronista mayor de la picaresca lugareña de la que el mismo era notable personaje”.
Gracias Héctor. Un abrazo a Angeles Mastreta y en tanto vienes a presentar esa tu más reciente novela me deleitaré nuevamente leyéndote y buscando conspiraciones como la que permanentemente ha anidado en la perversidad de gentes que tú tal vez conozcas en esta parte de tu sureste, insanos secretarios de un gobierno como el de Manuel Andrade, también un digno personaje para otra ficción política que podrás entregarnos con, esa sí, tu inteligencia novelesca. Y ya te contaré de la vecindad de Jaime Lastra con Juan Arellano, allá en Chiapas. Y quienes manejan los sistemas de radiocomunicación en la zona.
Vamos, pues, Héctor, yo y mi decena de lectores, a conocer en La conspiración de la fortuna a quien, como Santos Rodríguez, es un cacique que muy bien es recipendiario de lo que dice en tu novela: “Las revoluciones se hacen para que los bastardos adquieran un nombre, para que los jodidos se hagan de una fortuna. Y para los que no tuvieron padre ni madre encuentren en el remolino a su familia, y su lugar en la historia”.
Conspiradores, bastardos, traidores, los sigo viendo. Un especie de Balzac puedes ser tú y superar esta trilogía novelada del poder, amigo Héctor. Y yo tu humilde cómplice.

PIEDRA ROSETTA
Hay que leer la novela, para entender mejor. Es la nueva piedra rosetta que develará los misterios del poder.

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Piedra210905

PRIMERA PIEDRA
Por Erwin Macario
El reino de la prensa
Pienso volver a la prensa –dije yo–. Quiero recordar lo que se siente decir las cosas con todas sus letras.
Héctor Aguilar Camín/ La conspiración de la fortuna

La novela de Héctor no sólo es, por su personaje Rutilio González, un homenaje al periodismo de provincia, como finalmente tiene que entenderse, sino un detonador de mi regreso a las páginas periodísticas.
Y esto del periodismo es cosa, muchas veces, de suerte. Que mejor ambiente de retorno que un congreso nacional de comunicación, como el que se realiza estas horas en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
Ya descansado del año sabático que tuve en el PRI, después de velar armas estos últimos días, regreso pues a lo que ha sido leit motiv. Y como dice uno de los personajes periodistas de La conspiración de la fortuna, empiezo no sólo a recordar sino a sentir esa satisfacción de ser testigo de la historia y escribir como siempre he escrito, sin autocensura ni encargos o complicidades, como las que cobardemente insinúan alabarderos y quintacolumnistas al servicio del secretario de Gobierno, Jaime Lastra Bastar por el pequeño comentario que ayer hice en este espacio.
Si bien la amistad no puede negarse –y se prueba– es cierto que una de las mezquindades tejidas en las intrigas palaciegas es achacar a los escritos de un periodista intenciones dirigidas, campañas orquestadas por los enemigos del político exhibido.
Bien lo dice la novela de Aguilar Camín que hoy terminaré de leer:
Te recuerdo que las cosas dichas con todas sus letras suenan muy fuerte –dijo Santos–. Demasiado para nuestra situación de náufragos.
Y yo te recuerdo que al que se agacha le pegan doble –respondí.
Piensa, cuando estés en tu reino de la prensa, que por cada golpe que tú le des al gobierno, yo recibiré dos.
Pensaré en eso –prometí.
Regresar, pues, a la prensa, es reingresar a los terrenos de la hombría, que muchos compañeros honran y en donde da gusto encontrar a colegas como Mario Luis Altuzar Suárez, que con motivo del congreso de periodistas no sólo presentó su libro Adam Kardmon (leyéndolo entenderán porque agregó la erre) sino que se dio tiempo, con la anfitronía de José Antonio Calcáneo para, regalar una plática sobre géneros periodísticos a una audiencia formada, en su mayoría, por viejos lobos de la información.
Y si bien, en mi caso, mono viejo no aprende maroma nueva, no sabes querido lector la satisfacción de sentir, de vivir, la emoción que Mario Luís transmite como un periodista de tiempo completo y compartir muchas apreciaciones que hemos recogido a lo largo de nuestro quehacer sobre este noble oficio, que hemos intentado transmitir, extra cátedra al no tener la dicha de ser periodista de toga y birrete.
Así, si a los que se dedican a la artisteada le dan una patadita en salva sea la parte, a mi retorno el acto de tonsurarme ha correspondido a Héctor y a Mario Luís, así como a los que con su palabra enriquecen estas horas el quehacer informativo tabasqueño desde el campus universitario.
Por lo demás, aparte de no permanecer agachado para evitar golpes dobles, sí tengo que decir a mis amigos, presuntos manipuladores de lo que realmente ha sido tarea de hombre, escribir, que, como alguien me dijo: esquiusme pero am zorri.
Ojalá alguien pudiera investigar qué subsecretario le remodeló a su jefe su chocita en el Club Campestre. Habría sorpresas y comprenderían qué bien se siente decir estas cosas para que al menos alguien un día las recoja de las hemerotecas.
Recurrir a buscar intenciones perversas –en lo que únicamente es el ejercicio de la libertad y el deseo de escribir la verdad, ayudando a quienes tienen que estar atentos a las traiciones, deslealtades y conspiraciones–, tasa con exactitud a los funcionarios que al verse descubiertos buscan convertir en delatores a otros funcionarios.
Y en política tan malos son los traidores, como los delatores, desde la perspectiva del poder, digo.
PIEDRAFILM
Y, para ir desentumiendo más los dedos, amén de que no pierda su antigua esencia esta columna, a pesar de que ya tenemos el brillante “Alucine”, gracias César, unas cintas que están en cartelera:
Los hermanos Grimm: la historia de dos hermanos que separaron sus caminos, buscando permanecer en el poder. Luis Felipe y Nelly. Ah, no. Esos son los hermanos Graham.
Se busca pareja: la cinematografía nacional se engalana con esta cinta donde el papel estelar lo lleva Mariano Palacios, veterano actor que reverdece lauros. La dirección es de Roberto Madrazo. Cuenta la historia de un rompimiento. La mujer deja la casa pero amenaza con sus hijos.
Cicatrices: la segunda parte del anterior filme. A todos les dolían las heridas, pero no se quejaban rumbo al 2006.

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