Libro060208ZETA-1
TRANSPARENCIA
POLÍTICA
Por Erwin Macario
De alguna prensa
El dejar que la próxima buena noticia “se cuele” a favor del más importante competidor “del delincuente” es una forma segura de transmitir a éste último el
mensaje del disgusto oficial.
Tom Wicker/ De la prensa
La relación prensa–gobierno empieza en las propias oficinas de información y relaciones públicas, en todos los niveles; desde el más perredista ayuntamiento hasta el más priísta de los gobiernos municipales, gobierno estatal o las mismas dependencias administrativas.
Un mal entendido vínculo entre los comunicadores y las instituciones gubernamentales ha proliferado en los últimos tiempos. El “si no estás conmigo, estás contra mí” ha sido llevado a los extremos más radicales –y ofensivos–, en gran parte por los que actúan como voceros de la autoridad, sin que esto quiera excluir la parte de la culpa que a los titulares de los gobiernos corresponde.
Así, en torno a gobernadores, presidentes municipales y otros funcionarios de la administración pública estatal, y municipales, se han formado verdaderas mafias que no están al servicio de la comunicación, ni siquiera del propio gobierno, sino como verdaderos lacayos que, cerviz doblada y rodillera puesta, se dedican al incienso adulador y a enfrentar a quienes, con dignidad, saben que en el periodismo existe propaganda y publicidad, pero también conciencia ética.
El contubernio funciona. Y es un ariete contra medios que intentan ser un verdadero enlace entre el gobierno, como emisor y el pueblo como receptor no únicamente de anuncios, planes o programas, sino de la ejecución de estos.
En contra de los que se rebelan a esta actitud sumisa, de parte de la prensa, y corruptora, de parte de la autoridad, tiempos hubo en que desde Palacio de Gobierno se ordenó a los presidentes municipales no apoyar con publicidad a determinados periodistas incómodos. Eran los tiempos en que el Partido Revolucionario Institucional era amo y señor intocable en Tabasco.
Ahora parece que la cosa va al revés. Fuera de periódicos con tradición en los municipios tabasqueños se ha impulsado en los años recientes una gran cantidad de semanarios, quincenarios y publicaciones católicas que, aparte de actuar como meros boletineros oficiosos, han rebajado la profesión periodística y, en muchos casos, actúan como gatilleros del poder.
Un estudio en preparación sobre la prensa tabasqueña en estos años, que he titulado “Tabasco, el mejor lugar para escribir”, me ha dejado perplejo: hasta el momento he colectado más de sesenta medios informativos escritos, aparte de los 17 diarios que se editan en Villahermosa, tres de ellos vespertinos; otro del deporte y dos más de nota roja, entre los matutinos.
Desde muchas oficinas de información se alienta este crecimiento inusitado de medios. A la práctica de “la ordeña” en los recursos para la publicidad, que hizo millonarios en el gobierno pasado a Juan Carlos Castillejos y al propio jefe de prensa, Alberto Peregrino, –un muerto de hambre que tuvo la suerte de hacerse amigo del mesero Castillejos-, se ha agregado el “apoyar” a más periódicos sin ninguna función verdaderamente informativa, para restarle pagos publicitarios a los mismos diarios de Tabasco, así como a revistas y periódicos, y algunos periodistas, que han existido por más de diez años y no han ligado su suerte al lapso de un sexenio.
Se mantiene, de esta forma, un recorte –que es presión– a medios que no aceptan la servidumbre oficial; que desean hacer periodismo, servir al Gobierno, a las instituciones públicas, estatales o municipales, sin convertirse en amanuenses serviles. Delincuentes, para el poder, también se les niega información, invitaciones a actos públicos y se les castiga, como dice Wicker, filtrando información a quienes son sus competidores en los medios.
Quienes, -unos detrás del escritorio público, otros como lacayos en algunos medios-, están actuando así, no le hacen ningún favor ni a los alcaldes ni al propio Gobierno del Estado, en los casos que esto sucede.
Al tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario