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viernes, 23 de julio de 2010

CORRUPCIÓN EN QUINTANA ROO

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TRANSPARENCIA
POLÍTICA
Por Erwin Macario* erwinmacario@hotmail.com

Ah, Bárbaro
Si alguna mujer hermosa viniere
a pedirte justicia, quita los ojos de
sus lágrimas y tus oídos de sus gemidos,
y considera de espacio la sustancia de lo
que pide, si no quieres que se anegue tu
razón en su llanto y tu bondad en sus
suspiros
. Cervantes/ Don Quijote


Al Caballero de la Triste Figura, en sus consejos a su fiel escudero Sancho Panza en las vísperas de su gubernatura en la Isla Barataria, no se le ocurrió pensar —obnubilado por la hermosura de su amada Dulcinea— que la vara de la justicia se podría doblar más que por las lágrimas y los suspiros, por la belleza de una mujer, como está sucediendo en Quintana Roo.
Don Miguel de Cervantes Saavedra, en la segunda parte, capítulo XLII de El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, en “los consejos que dio don Quijote a Sancho Panza antes que fuese a gobernar la ínsula, con otras cosas bien consideradas”, olvidó que un cuerpo hermoso, una sonrisa —acompañada de algún dinero— también podría “anegar la razón” de quien sólo “por el deseo… de probar a qué sabe el ser gobernador” —sin alusión alguna en estos días— tendría que atender las cuestiones de justicia y “nunca guiarse por la ley del encaje”.
En Quintana Roo no conocen al desfacedor de entuertos ni les interesa mantener la vara a favor de la verdad. Está visto. El procurador de Justicia, Francisco Alor Quesada, acaba de exculpar a Ana Bárbara de la muerte de la señora tabasqueña Florentina Vázquez Mier, atropellada y muerta en días pasados en Cancún, con una camioneta presuntamente manejada por la hermosa cantante.
Y lo hace, el procurador, con un lenguaje cantinflesco, que movería a risa sino fuera un asunto que ofende a la sociedad.
Dice el representante de la justicia por parte del gobierno quintanarroense que las afirmaciones que culpan a Ana Bárbara de ir conduciendo, en estado de ebriedad, no han podido ser comprobadas. Y, sin atender los testimoniales que deben obrar en la averiguación previa, le da al peritaje de tránsito validez irrefutable.
Lo dice mejor que pudiera decirlo el mimo del cine nacional mexicano: “El peritaje no es algo sencillo, es un peritaje técnico pericial que nos permite determinar el posicionamiento y espacio donde pudiese estar o no la persona que supuestamente pudo haber manejado, que es la señora Ana Bárbara. Refleja perfectamente en ese peritaje, que hasta ahorita no hay otro que diga lo contrario, que por las circunstancias que rodean al área del piloto no pudo ser la señora Ana Bárbara quien estuviera conduciendo ese vehículo”.
Brillantísimo el procurador. Descubrió que dos cuerpos no pueden ocupar el mismo espacio en un vehículo. O sea…
Nada más que el peritaje se hizo a posteriori. Y los que vieron el accidente, los que lo sufrieron pues acompañaban a la hoy occisa, estaban, como dicen los que saben, in situ.
Mejor regreso a los consejos:
Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico.
“Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre.
“Cuando pudiere y debiere tener lugar la equidad, no cargues todo el rigor de la ley al delincuente, que no es mejor la fama del juez riguroso que la del compasivo.
“Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia…”
Y como ando justiciero he dejado a un lado lo de la sucesión este día. Vale, en Quintana Roo y en Tabasco, recordar esos consejos —no completos en esta entrega— y lo que al que los cumple se promete:
“Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible, casarás tus hijos como quisieres, títulos tendrán ellos y tus nietos, vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y en los últimos pasos de la vida te alcanzará el de la muerte en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus terceros netezuelos
.
LADO OSCURO
No olvide que Alor Quesada —ah, ese apellido— es el mismo que exculpó al delfín presidencial en Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, de tener malas compañías con el pederasta Jean Surca Kuri.

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