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jueves, 29 de julio de 2010

LOS MAESTROS DE AYER


Tp290710EDUCACIÓN2012RN
TRANSPARENCIA
POLÍTICA
Por Erwin Macario* erwinmacario@hotmail.com


Añoranza educativa


Al tratar de crear la escuela, surge
en el acto necesidad de formar al
maestro. Como al establecer el templo
se piensa en el sacerdote
. Joaquín
Baranda
2402.1887 Inauguración de la
Escuela Normal de Profesores de la
Ciudad de México.

Realmente el normalismo en México surgió como una fuerza social, histórica. A finales del siglo XIX, se enfrentaba la crisis resultante de que, en 1814, había desaparecido oficialmente el gremio de maestros. El Ayuntamiento de la capital examinaba y daba licencias para ejercer esta profesión, con la consecuente dificultad para el resto del país.
La formación de profesores era difícil. Intentos hubo como la escuela normal lancaesteriana, de 1823, que cerró a falta de estudiantes.
Entidades como Oaxaca (1824), Zacatecas (1825) y Jalisco (1828) establecen escuelas normales de enseñanza mutua.
Las leyes orgánicas de la educación de 1867 y 1869, fijan los grandes objetivos en este rubro nacional y da lugar al surgimiento de la nueva corriente pedagógica en la que dos figuras destacan: el alemán Enrique Laubscher y el suizo Enrique C. Rébsamen.
¿Por qué esta inmersión en el terreno educativo y con datos históricos —que al columnista agradan— aportados en un texto de Felipe Plascencia Vázquez, de la Benemérita y Centenaria Escuela Normal de Jalisco?
Para persuadir, a los pocos maestros que la presente vieren, en la necesidad de rescatar raíz y origen de la tarea educativa en México. Disuadirlos del afán que ha movido el sindicalismo del magisterio en México, al grado que las conquistas —justas de este sector— se han convertido en botín de sus líderes, en coto de poder, y se ha dejado a un lado aquel sacerdocio de la palabra, el otrora apostolado de las letras, el carácter de misionero y predicadores de la luz que libera, del conocimiento que hace libre a los pueblos.
Perdidos en sus conquistas, han abandonado gran parte de sus tareas. Nostalgia es el maestro que en las comunidades era doctor, consejero, orador, ministerio público oficioso, escribiente. Una gente importante, la más importante después de los ancianos de los pueblos.
No se les pide tal. Nos conformaríamos que la enseñanza primaria, al menos, fuera el cimiento en roca del edificio del progreso. Pero para ellos necesitan ser maestros. Capacitarse debidamente. Amar su profesión.
En Tabasco esto no es raro. Por ahí sobreviven algunos de aquellos que, en una segunda oleada de progreso, se prepararon en la enseñanza que impartieron seguidores de Rébsamen. Baste dos nombres de maestros que llegaron de Veracruz y se integraron a Tabasco: Luis Gil Pérez y Jose Ochoa Lobato. Y quienes, como las hermanas Armenia y Angelita Fernández Díaz, caminaron la senda de los europeos que trajeron la revolución educativa a México y la exportaron, incluso, a Cuba, desde donde ahora nos llega a Tabasco. Pago de la actual revolución cubana a esa simiente.
Con esos nombres se rinde homenaje a los viejos maestros que formaron generaciones tabasqueñas.
Y se pone de ejemplo a quienes hoy, en las aulas y en la administración pública, deben salvaguardar aquellos esfuerzos que hoy se exhiben ante el país como otros de los problemas que se viven: la falta de preparación de los preparadores.
Si bien una de las razones recientemente esgrimidas para justificar el alto porcentaje de rechazo en las pruebas para las plazas de maestros en Tabasco es el hecho que no fueron solamente normalistas los que hicieron las pruebas de capacidad, sino universitarios de la licenciatura en educación, que según parece carecen del conocimiento didáctico, se tiene que pensar que nuestras escuelas normales están produciendo más egresados que los que el área de trabajo requieren.
Y las licenciaturas de las universidades en la rama educativa deben servir para hacer mejor los proyectos de la educación en México. No es posible que un académico de toga y birrete quiera competir con el que escogió colocarse frente a un pizarrón para enseñar.
LADO OSCURO
De que se anda mal, se anda. Y no es culpa de ahora. Tampoco justificante para continuar así en la educación. Queda para otros mejor capacitados el tema.

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