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martes, 13 de marzo de 2018

Dispersos y conversos



           

Tp130318 Sucesión RUMBO NUEVO   








TRANSPARENCIA POLÍTICA
Erwin Macario




El tigre suelto (II)

La política no se hace únicamente 
dentro del PRI. Andrés Manuel
 López Obrador / Entrevista de José 
Frías Cerino

Si bien el gobierno de Mario Trujillo  genera la mayor parte de los activos que forman la actual clase política de Tabasco, y en el gobierno de Leandro Rovirosa se forma quien ha resultado ser el más consistente, y resistente,  de los políticos tabasqueños, Andrés Manuel López Obrador, lo que confirma el génesis priísta de la política local, también hay que reconocerse que la historia política y social de esta entidad no puede desligarse del PRI.
Desde los tiempos del gobernador Víctor Fernández Manero (1936-1938) en que se funda la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos —otrora poderoso factor electoral— encabezada por Francisco Trujillo Gurría, que después sería gobernador (1939-1942), y un grupo de líderes agrarios entre los que destacan Hernán Rabelo Wade, Crecencio Mendoza (primer dirigente) y sus hermanos, entre otros, esa central busca preparar a quienes van actuar en la política tabasqueña.
De las filas cenecistas salen gobernadores cuando eran los sectores a los que se daba el “destape”. Al campo ligan sus intereses y sus luchas políticas. Una declaración que el periodista José Frías Cerino arrancó al entonces sempiterno y poderoso líder Hernán Rabelo Wade, revela cómo desde los tiempos de Enrique González Pedrero (1983-1987) se preparaban quienes habían de actuar en la política: “hay elementos muy buenos que, sin ser campesinos, sí les gusta trabajar en el campo, ayudar al desheredado. Ahí tenemos a Baldemar Hernández Márquez, Gustavo Rosario Torres, —muchachito hijo de ejidatarios de Frontera que ha pegado muy bien en la política—, Abenamar de la Fuente Lazo —muy trabajador y con mucho conocimiento del campo—, Tomás Yánez Burelo, también un muchacho hijo de ejidatarios…”, afirma don Hernán que deja fuera a otro actual sobreviviente, también, para esta sucesión y la anterior,   ya en el PRD, Víctor Manuel López Cruz. Quizá porque don Leandro lo quiso poner como candidato a diputado federal en vez de don Hernán. Lo impidió Oscar Ramírez  Mijares, entonces delegado del PRI. Los citados por el jefe del Clan Rabelo andan todavía por allí. Unos en activos. Otros metiendo a su familia en los cargos de elección. 
Muchos de los que hoy están fuera del PRI, que se han ido en la diáspora y el éxodo a otros partidos, pasaron o fueron postulados a cargos políticos por el sector campesino, antes que los petroleros, por su dinero, mandaran en el tricolor.
Estos y otros de EGP, así como jóvenes que empezaron, antes,  en el gobierno de Mario Trujillo —el que mayor número de activos políticos preparó— y en de Leandro Rovirosa, como ya dijimos entre ellos estaba López Obrador que creció y se salió del PRI en el gobierno de EGP, son muchos de los que ahora, en la sucesión de 2018, forman todavía parte de la clase política; aunque no todos permanecen en el partido en el que crecieron. Por algo ya se ha dicho en esta entrega seriada que los partidos son la nueva forma de resolver los conflictos de ambición y poder, como antes lo fue el PRI para los caudillos.  Ayer lunes se vio: como dicen que regresan a casa las buenas hijas, Socorro May volvió al PRI, botando la subsecretaría con que la había ayudado en el PRD don Arturo Núñez.
Génesis política la del PRI. Con  la carga de aciertos y defectos. Herederos de traiciones como las que sufrieron Manuel Bartlett Bautista (1953-1955) y Salvador Neme Castillo (1989-1992). El primero cayó para preparar la llegada de Carlos Madrazo Becerra (1959-1964)  para lo cual se nombró gobernador interino al general Miguel Orrico de los Llanos  (23 de marzo de1955 al 31 diciembre de 1958). Chavo Neme sufrió la traición que instrumentó Roberto Madrazo, quien mandó como gobernador a Manuel Gurría Ordoñez (29 de enero de 1992 al 31 diciembre de 1994), que había estado con Orrico de los Llanos. Del 95 al 2000 gobernaría Roberto Madrazo.
Traidores y traicionados siguen en la política. No todos en el PRI. Los que actuaron contra Bartlett, por servir a Madrazo el viejo,  ya no viven. Entre ellos Carlos Mario Piñera y Rueda y el periodista Manuel Hidalgo del Valle, que resultó peleando con Carlos Madrazo y fue reprimido. Los de Neme, los que le traicionaron y sus hijos, andan dispersos. Y algunos conversos. La mayoría fuera del PRI. Y no por remordimiento político.
Un partido que ha cachado la mayor parte de los políticos que dejan el PRI en esta sucesión es Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador. Del PRD le llegan, también, algunos que vivieron del PRI. AMLO, cuando fue candidato a gobernador, por el Frente Democrático Nacional, contra Salvador Neme Castillo, le dijo a José Frías Cerino —cuyas entrevistas me traen la nostalgia del amigo generoso en sus palabras hacia este reportero—: Yo calculé, medí y estoy actuando políticamente. La política no se hace únicamente dentro del PRI.
No era, entonces, el hombre que pudiera amarrar al tigre.  Proponía “un nuevo pacto para la convivencia social y política de Tabasco”. Perdió la elección. A Neme lo traicionaron  tres años después y la clase política se dividió para hoy reagruparse en todos los partidos. Y desde ellos mantener el poder, dividirse el pastel.
EXCALIBUR
Oscar Cantón puso el dedo en la llaga: no hay condiciones en el IEPCT que garantice la elección de este año. Por su parte Adán Augusto López Hernández dijo a periodistas de la Mesa González Maza que en Tabasco no se debe andar pensando que “tú eres de este o de tal partido”. Lo dicho: el reacomodo.

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