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lunes, 12 de marzo de 2018

El tigre suelto (I)


TRANSPARENCIA POLITICA · LUNES, 12 DE MARZO DE 2018

p120318 Sucesión RUMBO NUEVO

Erwin Macario

El tigre suelto (I)




Integrar a la izquierda revolucionaria
al juego electoral, así presumiblemente
haría menos atractiva la vía armada y
tendería a moderar ideológica y
estratégicamente a la llamada
“izquierda histórica”. José Antonio
Crespo/ Los estudios electorales en México


A 90 años del asesinato del presidente Álvaro Obregón, que provocó la creación de un partido político para encauzar y contener las ambiciones de los caudillos que probaron la sangre y el poder al inicio de la Revolución;  a casi 50 años de la fuerte fisura en el sistema político mexicano —2 de octubre de 1968— que obligó a buscar una salida, 10 años después, 1977, con la reforma que entregó esta tarea a los partidos políticos, —tras la huelga ferrocarrilera y otros sucesos— todo parece indicar el agotamiento, el fracaso y hasta el colapso de la partidocracia mexicana.
Hasta hace 30 años, 1988, —cuando “se cayó el sistema”, la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales (LFOPPE) y la reforma constitucional de 1986, habían contenido a la creciente oposición de izquierda alimentada por la ruptura interna del PRI con la corriente democrática de Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo.
Hoy todo indica que las posteriores reformas electorales (1990, 1993, 1994, 1996, 2002 y 2005) resultan ya insuficientes, a nivel república, para organizar el reacomodo de la clase política este 2018. En el país, insisto.
El tigre suelto es la más certera definición de lo que puede venir en México. Sin embargo, en Tabasco todo indica que la sucesión de Arturo Núñez Jiménez, sino tersa, sí será tranquila.
Hay quienes dicen que los tres candidatos de los tres partidos políticos más fuertes —Morena, PRD y PRI, con sus rémoras partidistas— son candidatos del actual gobernador. No es así totalmente, pero con ninguno —ni siquiera con Adán Augusto López Hernández, de Morena—, el mandatario perredista tiene enfrentamientos que no puedan resolverse. Y sí ha dicho que el PRI no está muerto y ha hablado de garantizar el piso parejo para todos.
De origen priísta, como la mayoría de los actores políticos que están en uno u otro partido, Arturo Núñez no estuvo dispuesto a vetar a nadie. Ni a Gerardo Guadiana Revisora, el candidato de su partido actual, el PRD, si se hubiera  entercado en sostener a José Antonio de la Vega;  ni a la candidata del PRI, Gina Trujillo, por acuerdos con el candidato presidencial. Con el de Morena mantuvo la sana distancia que el propio Andrés Manuel López Obrador provocó al agredir al gobernante tabasqueño.
Así, la jornada electoral del domingo 1 de julio puede ser tranquila. En todos los partidos ha habido el reacomodo de una clase política dividida desde hace cinco sexenios. Aunque problemas los hubo antes. Al propio Leandro Revisora (1977-1982), se le acusó que en su quinto informe de gobierno ejerció el veto y benefició a Enrique González Pedrero como su sucesor. “De una vez por todas, quiero que quede perfectamente claro que, como gobernador del estado, no pretendo usar el poder para inclinar el fiel de la balanza a favor de ninguna corriente política ni a favor de  ningún precandidato”, dijo LRW en 1981.
Y agregó el tabasqueño que se considera el mayor impulsor de Andrés Manuel López Obrador, porque en su sexenio inició su carrera política el hoy tres veces candidato presidencial: Para mí todos los tabasqueños que aspiren a tan altas responsabilidades son igualmente capaces, igualmente respetables. Pero, asimismo, deseo dejar constancia de que no he renunciado a mi militancia como miembro del Partido Revolucionario Institucional y que como tal tengo derecho y lo ejerceré en el momento oportuno, para proponer mis puntos de vista…”.
Como posibles sucesores de don Leandro se mencionaban Manuel Ancona Tellaeche, David Gustavo Gutiérrez Ruiz y Enrique González Pedrero.
Jesús Sibilla Zurita, en una entrevista que le hizo en Telerreportaje, le preguntó el 18 de marzo de 1982, sobre su relación con Rovirosa, que se decía no era muy cordial. —Yo creo que ha habido personas interesadas en distorsionar la realidad de estas relaciones, que se han mantenido en excelente nivel…creo que también se produce, como él mismo lo ha expresado,  mucho chismorreo —dijo David Gustavo que se preguntó  y contestó: “¿Por qué este chismorreo? Porque deriva de una circunstancia popular conocida como llevar agua a su molino…en la medida en que se produzca un enfrentamiento entre el ingeniero Rovirosa y David Gustavo, se revaloran posibilidades de otras personas, o esto da cabida a otros tipos de aspiraciones”.
Formado desde el gobierno de Manuel R. Mora Martínez —sólo Manuel Gurría Ordoñez, entre los activos políticos le lleva más años, pues empezó en el gobierno de Manuel Oorico de los Llanos, como subsecretario—, David Gustavo intentó ser gobernador de nuevo en la sucesión de González Pedrero, en 1988. Había más aspirantes: Salvador Neme Castillo, Roberto Madrazo Pintado,  Nicolás Reynés Berezaluce, Humberto Hernández Haddad, José Gamas Torruco, José Domingo Ramírez Garrido Abreu. Chavo fue el candidato y gobernador. David Gustavo, que de 1971 a 1975 había gobernado el territorio de Quintana Roo, renunció a buscar ser gobernador de Tabasco.
Como él, otros valiosos tabasqueños se han  quedado en el camino. Esta sucesión, 2018, lo único distinto es que la clase política, y en ella las izquierdas, han sido agrupadas en partidos, como lo hizo con los caudillos, en 1929, don Plutarco Elías Calles.

COLUMNISTA

Transparencia Política

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El tigre suelto (II)

La política no se hace únicamente
dentro del PRI. Andrés Manuel
López Obrador / Entrevista de José
Frías Cerino

Erwin Macario
erwinmacario@hotmail.com
Si bien el gobierno de Mario Trujillo genera la mayor parte de los activos que forman la actual clase política de Tabasco, y en el gobierno de Leandro Rovirosa se forma quien ha resultado ser el más consistente, y resistente, de los políticos tabasqueños, Andrés Manuel López Obrador, lo que confirma el génesis priísta de la política local, también hay que reconocerse que la historia política y social de esta entidad no puede desligarse del PRI.

Desde los tiempos del gobernador Víctor Fernández Manero (1936-1938) en que se funda la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos —otrora poderoso factor electoral— encabezada por Francisco Trujillo Gurría, que después sería gobernador (1939-1942), y un grupo de líderes agrarios entre los que destacan Hernán Rabelo Wade, Crecencio Mendoza (primer dirigente) y sus hermanos, entre otros, esa central busca preparar a quienes van actuar en la política tabasqueña.

De las filas cenecistas salen gobernadores cuando eran los sectores a los que se daba el “destape”. Al campo ligan sus intereses y sus luchas políticas. Una declaración que el periodista José Frías Cerino arrancó al entonces sempiterno y poderoso líder Hernán Rabelo Wade, revela cómo desde los tiempos de Enrique González Pedrero (1983-1987) se preparaban quienes habían de actuar en la política: “hay elementos muy buenos que, sin ser campesinos, sí les gusta trabajar en el campo, ayudar al desheredado. Ahí tenemos a Baldemar Hernández Márquez, Gustavo Rosario Torres, —muchachito hijo de ejidatarios de Frontera que ha pegado muy bien en la política—, Abenamar de la Fuente Lazo —muy trabajador y con mucho conocimiento del campo—, Tomás Yánez Burelo, también un muchacho hijo de ejidatarios…”, afirma don Hernán que deja fuera a otro actual sobreviviente, también, para esta sucesión y la anterior, ya en el PRD, Víctor Manuel López Cruz. Quizá porque don Leandro lo quiso poner como candidato a diputado federal en vez de don Hernán. Lo impidió Oscar Ramírez Mijares, entonces delegado del PRI. Los citados por el jefe del Clan Rabelo andan todavía por allí. Unos en activos. Otros metiendo a su familia en los cargos de elección.

Muchos de los que hoy están fuera del PRI, que se han ido en la diáspora y el éxodo a otros partidos, pasaron o fueron postulados a cargos políticos por el sector campesino, antes que los petroleros, por su dinero, mandaran en el tricolor.

Estos y otros de EGP, así como jóvenes que empezaron, antes, en el gobierno de Mario Trujillo —el que mayor número de activos políticos preparó— y en de Leandro Rovirosa, como ya dijimos entre ellos estaba López Obrador que creció y se salió del PRI en el gobierno de EGP, son muchos de los que ahora, en la sucesión de 2018, forman todavía parte de la clase política; aunque no todos permanecen en el partido en el que crecieron. Por algo ya se ha dicho en esta entrega seriada que los partidos son la nueva forma de resolver los conflictos de ambición y poder, como antes lo fue el PRI para los caudillos. Ayer lunes se vio: como dicen que regresan a casa las buenas hijas, Socorro May volvió al PRI, botando la subsecretaría con que la había ayudado en el PRD DON Arturo Núñez.

Génesis política la del PRI. Con la carga de aciertos y defectos. Herederos de traiciones como las que sufrieron Manuel Bartlett Bautista (1953-1955) y Salvador Neme Castillo (1989-1992). El primero cayó para prepararla llegada de Carlos Madrazo Becerra (1959-1964) para lo cual se nombró gobernador interino al general Miguel Orrico de los Llanos (23 de marzo de1955 al 31 diciembre de 1958). Chavo Neme sufrió la traición que instrumentó Roberto Madrazo, quien mandó como gobernador a Manuel Gurría Ordoñez (29 de enero de 1992 al 31 diciembre de 1994), que había estado con Orrico de los Llanos. Del 95 al 2000 gobernaría Roberto Madrazo.

Traidores y traicionados siguen en la política. No todos en el PRI. Los que actuaron contra Bartlett, por servir a Madrazo el viejo, ya no viven. Entre ellos Carlos Mario Piñera y Rueda y el periodista Manuel Hidalgo del Valle, que resultó peleando con Carlos Madrazo y fue reprimido. Los de Neme, los que le traicionaron y sus hijos, andan dispersos. Y algunos conversos. La mayoría fuera del PRI. Y no por remordimiento político.

Un partido que ha cachado la mayor parte de los políticos que dejan el PRI en esta sucesión es Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador. Del PRD le llegan, también, algunos que vivieron del PRI. AMLO, cuando fue candidato a gobernador, por el Frente Democrático Nacional, contra Salvador Neme Castillo, le dijo a José Frías Cerino —cuyas entrevistas me traen la nostalgia del amigo generoso en sus palabras hacia este reportero—: Yo calculé, medí y estoy actuando políticamente. La política no se hace únicamente dentro del PRI.

No era, entonces, el hombre que pudiera amarrar al tigre. Proponía “un nuevo pacto para la convivencia social y política de Tabasco”. Perdió la elección. A Neme lo traicionaron tres años después y la clase política se dividió para hoy reagruparse en todos los partidos. Y desde ellos mantener el poder, dividirse el pastel.

Excalibur
Oscar Cantón puso ayer lunes el dedo en la llaga: no hay condiciones en el IEPCT que garantice la elección de este año. Por su parte Adán Augusto López Hernández dijo a periodistas de la Mesa González Maza que en Tabasco no se debe andar pensando que “tú eres de éste o de tal partido”. Lo dicho: el reacomodo.

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