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domingo, 18 de octubre de 2020

 ORDEN AL TURBINAR

Tp191020 Inundación RUMBO NUEVO


TRANSPARENCIA

POLÍTICA

 Erwin Macario

 

No nos ahogaremos

 

El riesgo sería catastrófico.

Sería la posible afectación

total de la Presa de Peñitas

y la descarga de toda esa agua,

a Villahermosa. Alfredo Elías Ayub

 

Hoy lunes 19, al cumplirse 63 años del “Acuerdo que establece el Distrito de Riego, Drenaje y Control de Inundaciones del Bajo Río Grijalva, en el Estado de Tabasco, los tabasqueños amanecemos con la promesa de que no nos ahogaremos.

Esa es la noticia, en síntesis, alegre. Nunca más habrá la amenaza de que la Presa Peñitas se rompa por la presión del agua contenida y ese caudal ahogue a los tabasqueños que vivimos en esta planicie ríos debajo de ese sistema de presas del llamado Alto Grijalva.

Al acordarse un manejo adecuado de Peñitas, que recibe el caudal de las otras tres del Complejo Hidroeléctrico Grijalva, “que sólo puede regular el 25% de los escurrimientos que inciden en la planicie tabasqueña”, según dije antier en redes, no sólo se evitarán las inundaciones y encharcamientos en los municipios de la Chontalpa y Centro, así como la propia capital, sino que se quita el peligro de una ruptura en Peñitas que haría desaparecer gran parte de Tabasco.

El tema aguanta. Pero en esta entrega iremos un poco al recuerdo:

El miércoles 31 de octubre de 2007, el presidente Felipe Calderón,  en una de la decena de reuniones que encabezó en Villahermosa durante las inundaciones de ese año, ante la petición de que se dejara de extraer agua de Peñitas, provocó la respuesta no deseada, el peligro de que el sistema hidrológico sea una catástrofe para Tabasco. Así lo escribimos para la historia:

Señor director ¿cuál sería el riesgo en el caso de que se cerrará totalmente la Presa de Peñitas? — preguntó el mandatario al responsable de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), que por esas cosas de la política y la técnica es la que tiene a su cargo el manejo de las presas.

El riesgo sería catastrófico, señor presidente, sería la posible afectación total de la Presa de Peñitas y la descarga de toda esa cantidad de agua, 330 millones de metros cúbicos a la ciudad de Villahermosa. De tal suerte que por ningún motivo, y bajo ninguna circunstancia, se está tomando ese riesgo y la presa opera bajo completas condiciones de seguridad y bajo ningún motivo estamos arriesgando esa posibilidad —respondió Alfredo Elías Ayub, ese miércoles 31 de octubre.

A ese peligro nos exponían año con año los irresponsables a cargo del manejo de las presas del Alto Grijalva. A que por almacenar agua todo el año, al dejar de turbinar, tuvieran que desalojar grandes caudales en tiempos de lluvia, inundando la planicie y, como ese año, hasta Villahermosa que se fue a pique dos metros.

Como es tema para la semana, sigamos con esto que ya es borrador para la historia:

El presidente Calderón insistió: “Es decir, para ser claros, ¿si se cerrara totalmente el vertedor de la presa habría el riesgo de que reventara la presa, o algo así?

Si se cerrara totalmente el vertedor de la presa habría el riesgo de que se desbordara por arriba la presa, se empezará a llevar la presa y entonces sí pudiera llevársela totalmente —paniqueó Elías Ayub.

Peñitas siguió soltando agua; dos mil metros cúbicos por segundo. Como corolario de la preocupación presidencial se inundó Villahermosa.

Cinco días después de su tesis aterrorizante, Dios le llevó las contras a Elías Ayub: la montaña se desgajó en Juan de Grijalva, municipio de Ostuacán, Chiapas y cegó —con unos 800 metros de ribera a ribera y unos 500 metros de ancho— el curso del alto Grijalva hacia Peñitas, que suspendió el desalojo de agua hasta que se abrió un canal, muchos días después, a mediados de diciembre, para dar paso a las aguas represadas entre el tapón y Mal Paso.

La abertura realizada en el tapón fue insuficiente. A principio de febrero (de 2008) se empezaron los trabajos para ampliarla, lo que requirió que nuevamente se cerrara Malpaso, la presa inmediata a Peñitas, abastecida por Angostura y Chicoasén.

Ahora, si no engañan al presidente Andrés Manuel López Obrador y no se vuelven a burlar de Tabasco, éste ya no será el peligro pues se turbinará todo el año, principalmente en tiempo de estío, dentro del nuevo modelo de manejo del Sistema Hidrológico del Alto Grijalva denominado “Caudal Ecológico y de Protección Civil”, que permitirá terminar con las constantes inundaciones que sufre la planicie de Tabasco por el indebido desfogue de la hidroeléctrica, sobre todo durante la temporada de lluvias.

Una buena noticia que iremos desglosando. Bueno, cuando hoy es aniversario del ese acuerdo que en 1957, antes que existieran las presas hidroléctricas, se tomó para controlar las inundaciones del bajo río Grijalva.

Ayer domingo, en Peñitas, Andrés Manuel López Obrador aseguró que con el nuevo modelo se resolverá en definitiva el problema de las inundaciones en la planicie del estado, porque la turbinación de las presas se aplicará en forma permanente y no sólo cuando se necesite más energía.

Que así sea.


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