LOS QUE MANDAN EN TABASCO
Tp101220 Ciudad RUMBO NUEVO
TRANSPARENCIA
POLÍTICA
Erwin Macario
El triángulo del poder
Artículo 832.- Se declara de utilidad
pública la adquisición que haga el
Gobierno de terrenos apropiados…
Codigo Civil Federal
En Tabasco, con eso de la Cuatroté, si habría que escoger un
sitio para representar el poder, y hacerlo con una de las figuras geométricas
más reconocida, no hay duda: el triángulo en el que serían los vértices la
Quinta Grijalva, el Obispado de la catedral del Señor de Tabasco y el edificio
en ruinas de Paseo Tabasco y Fernando Mayo Sanlucar.
La residencia oficial que hoy habita el gobernador Adán
Augusto López Hernández y las oficinas donde despacha y también habita el
representante del poder eclesiástico en Tabasco, monseñor Gerardo de Jesús
Rojas López, han sido por años los centros del Gobierno y de la Diócesis de
Tabasco. Poderes terrenal y espiritual.
Ningún problema en ello. Ya no hay quejas porque las campanas
repiquen muy temprano llamando a misa —que están in suspensus por la pandemia
de covid— ni, del otro lado, por los discursos que intenten frenar el trabajo
pastoral y la injerencia política del clero.
Cada quien en su casa. Unos en la arbolada quinta, testigo de
la Historia y de muchas historias tabasqueñas. Otros en la inconclusa catedral.
El vértice problema de ese triángulo de poder, da a la calle.
Está a la vista y al olfato —si no se está enfermo de covid— de la gente que
vive en esa figura geométrica que tiene como centro al parque infantil Manuel
Mestre Gigliazza, otrora sitio de reuniones familiares en Villahermosa.
Esquina de otro poder, enfrente del parque. Ángulo del poder,
pero más de la corrupción y la inseguridad que se aferran a retar la Cuarta
Transformación y a sus gobiernos.
En esa esquina de Paseo Tabasco y Fernando Mayo Sanlúcar, de
la capital tabasqueña, hace unos años
hubo el primer restaurante de comida de autor en Villahermosa. Las delicias
aromáticas competían con el olor a santidad, el incienso y las veladoras de la
catedral y el olor a naturaleza verde de la pequeña selva intramuros que es la
residencia oficial de los gobernadores, desde Tomás Garrido.
El inmueble abandonado y en uso de la delincuencia, fue,
muchos años antes, propiedad de Olga Zetina Ingüi, hermana de malogrado escritor, quien me
obsequió uno de los primeros libros, Fito Zetina. Conocí la casa, como algunas
veces recuerdo La Quinta y, menos, la Diócesis.
Ahora está en total abandono ese edificio y el olor que llena
ese triángulo —tal vez no llega a la Quinta ni a la Catedral— no es de lo mejor
de la cocina tabasqueña, sino lo peor que se cocina en la inseguridad, la
corrupción y la falta de autoridad: consumo de mariguana.
Delincuentes de variada índole han tomado el inmueble como
refugio. ¡Enfrente de la residencia oficial! De la casa de Adán Augusto López
Hernández.
No únicamente han sustraído, a pedazos, los elementos físicos
que componen una construcción de ese tipo; esto es, desde focos y lámparas,
hasta ventanas, puertas, tuberías, cables eléctricos, etc. a la vista de todo
mundo, actuando preferentemente de noche.
En sus incursiones ya han robado hasta tubería de cobre de
algunas casas aledañas, sin que prospere la queja ciudadana. Así es Tabasco.
Se sabe que el nuevo propietario del inmueble abandonad es el
licenciado y notario público Jorge Pereznieto Fernández y es allí donde aparece
una parte del poder político, aunque en realidad lo que ahí sucede es
manifestación del poder de la delincuencia que puede, hace y deshace sin que
ninguna autoridad intervenga.
El notario Pereznieto se niega a proteger su propiedad
alegando que ya la entregó en alquiler a la empresa OXXO, otra cara de la
influencia entre empresarios. Sin ninguna protección, el abandonado edificio
está convertido, además, en un basurero y un cagadero público, pues los
delincuentes que la usan como refugio hacen sus necesidades en todas partes del
inmueble.
El presidente municipal de Centro, Evaristo Hernández Cruz,
tiene ya conocimiento de este problema urbano, a través de denuncias y quejas
interpuestas por vecinos, pero no se ha dignado siquiera a respetar el derecho
de queja y la petición para que intervenga.
La policía no actúa. Ni porque ese refugio criminal está
enfrente donde todas las noches duerme el gobernador de Tabasco.
En varias ocasiones han llamado los vecinos por vía
telefónica a las autoridades policiales, de manera incógnita, para protegerse
de posibles daños que le pueden causar esos delincuentes, pero no han recibido
protección de Seguridad Pública, ni respuesta alguna.
Insistir, piensan, puede exponerlos a que la misma autoridad
les ponga el dedo por denunciarlos, los acusen “de sapos” según el argot de la
policía y delincuencia. Y les causen daños en sus personas.
La verdad, un triángulo de poder… con vértice de corrupción,
impunidad ¡y miedo!
Con la Cuarta Transformación bien vale pensar: Codigo Civil
Federal, Artículo 832.- Se declara de utilidad pública la adquisición que haga
el Gobierno de terrenos apropiados, a fin de venderlos para la constitución del
patrimonio de la familia o para que se construyan casas habitaciones que se
alquilen a las familias pobres, mediante el pago de una renta módica.
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