Libro070607PRENSA
TRANSPARENCIA
POLITICA
Por Erwin Macario erwinmacario@hotmail.com
Honor a periodistas
No hay religión más elevada que la verdad.
Helena P. Blavatsky
De origen empresarial, cónclave, ágape anual entre los dueños de los medios y el poder, la celebración del 7 de junio ha pasado a ser, en gran parte, propiedad de los periodistas, de los comunicadores, de los que hacen la talacha.
En 60 años mucho ha cambiado. El Día de la Libertad de Expresión no es ya un evento para el incienso y la reciprocidad del premio, el trofeo, el diploma o el efectivo que más que reconocer méritos premia silencios y, la mayor de las veces, complicidades.
Ayer quise estar en el desayuno que hubo en el Camino Real. Ya les cuento. Con Francisco Gómez “Shishito” fui a la comida de los comunicadores en Tenosique. Qué bueno. Tres periodistas fueron reconocidos en esa reunión por parte del Ayuntamiento. Un reconocimiento que, en ese caso, los honra por parte de quien ofrece el premio. A dos se les entregó diploma. Al otro se anunció un homenaje mayor: una calle de esa ciudad fronteriza, la que está junto a la vía del ferrocarril, otrora muestra de progreso, llevará su nombre.
El dejar para las futuras generaciones el nombre de Alesio Zentella Peregrino en una calle tenosiquense es un honor para todos los que nos dedicamos a este oficio. El decano de los periodistas ha sido toda su vida un testigo del acontecer en ese municipio fronterizo. Mucho se había tardado en hacerle un reconocimiento oficial como lo hizo ayer el alcalde Antonio Solá Vela.
A José del Carmen Montejo Cosgaya, conocido cariñosa y popularmente como “Palizada”, con más de 40 años de comunicar al través de la radio, el diploma este 7 de junio es, además, un acto solidario de sus colegas ante la injusticia de que hace unos años fue despedido injustificadamente de la radiodifusora a la que entregó los mejores años de su vida. Sin embargo, actos como éste y el respeto del pueblo que lo conoce a través de los programas que dieron vida a esa radio, es el mejor premio permanente para este gran amigo.
Jorge Rivero Zapata, con más de 30 años en el medio periodístico, es el tercer premiado. En la comida le acompañaba, otro honor, el director editorial de “Tabasco al Día”, Héctor Martínez de Escobar su jefe, pues él es corresponsal de ese diario.
A Jorge correspondió hablar a nombre de los medios. Con el discurso de 1996 del Premio Nobel Gabriel García Márquez, recordó que hace unos cincuenta años no estaban de modas las escuelas de periodismo. Se aprendía en las salas de redacción, en los talleres de imprensa, en el cafetín, en las parrandas de los viernes; todo el periódico era la escuela que formaba e informaba sin equivocaciones y generaba opinión dentro de un ambiente de participación que mantenía la moral en su puesto pues los periodistas andábamos siempre juntos, hacíamos vida común y éramos tan fanáticos del oficio que no hablábamos de nada distinto que del oficio mismo.
Periodistas sin toga, sin birrete, comimos ayer en Tenosique. Alesio Zentella, Palizada y Jorge Rivero al igual que Shishito y yo nos formamos en el olor a tinta y el espacio de las cabinas radiofónicas. Evocarlo, como lo hizo Rivero Zapata fue bueno.
El mismo alcalde incursionó alguna vez en este oficio. Cuando muy joven, en la imprenta de mi compadre Manuel Marín Rodríguez, del que los tipos de su máquina de escribir eran bien conocidas en las oficinas públicas porque era el escribano de todas las demandas sociales. Bastaba ver los escritos y saber que habían salido de la máquina y del espíritu de líder y gestor de Manuel Marín.
Ahí, en esa imprenta, lo confesó él mismo, descomponía las letras. Las “empastelaba”, entendemos los que conocemos el sistema caliente de la tipografía, que un día quiso saber, ya ex gobernador, Manuel Andrade Díaz.
Pero hace 18 años, esto lo dijo Prisciliano Nemiguey, Toño Solá publicó en el Distrito Federal, para que circulara entre los tabasqueños allá radicados, la revista “Reflejos”. Por eso, tal vez, ahora se estrenaron con una gaceta, como órgano informativo de la comunidad de Tenosique. Un buen día para darla a conocer. Un buen auditorio:
Periodistas entre los que estaban el novel informador de radio Emmanuel Marín Bolón, el ya casi viejo colega Hilario Paredes, Francisco Aldecoa Sánchez, José del Carmen Olán García, Francisco Pimienta Jasso y Carlos May, entre otros. Este último recibió homenaje de pie de parte de los periodistas, funcionarios y regidores del Ayuntamiento al mencionarse que su archivo fotográfico lo ha puesto a disposición de esa gaceta “Tenosique, la puerta del Sur”.
El propio presidente municipal dio el discurso en honor a los tundemáquinas. Destacó que no busca hacerse imagen con los recursos públicos, que no se vale hacer culto a la personalidad con el dinero del pueblo y que “no puedo irme con el canto de las sirenas”.
Hizo, en síntesis del columnista, un llamado al periodismo responsable, al que practica la religión de la verdad, no a la lisonja ni al insulto o la diatriba.
En Villahermosa habíamos desayunado fuera del recinto de celebración, varios periodistas ante el desorden logístico del acto. Hasta los directores de medios se habían quedado afuera y tuvieron que ser invitados a entrar por parte de Humberto Mayans, secretario de Gobierno, y Chuy Taracena, el vocero del gobernador Granier.
A la salida del hotel un reportero de Tabasco Hoy intentó entrevistarme. “Leí en su libro –me dijo– sobre la entrega de premios de periodismo”. Y pasó a la pregunta: –¿Qué piensa de que hoy no se haya entregado premios? –Hasta ese rato me cayó el veinte. En realidad ni me había dado cuenta. Quise argumentar que eso no tiene importancia. “Los premios los daba el gobierno –empecé– pero eran más importantes los que se daban “De periodista a periodista”, que tampoco ahora hubo…
–Porque ya lo daban de perredista a perredista –tercia en la plática Manuel García Javier, alias Guayabita.
La entrevista se trunca. Ya no puedo expresar lo que en ese instante pienso. Espero el compañero entrevistador me lea..
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