EGP, su nombre es política
Aki Columnas Erwin Macario
Autor: Erwin Macario
Fecha de publicación: 12/06/2003 17:10
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No es lo mismo caminar confiadamente por una senda con obstáculos, que en definitiva conduce a sitio seguro, que andar por una carretera sembrada de minas.
Enrique González Pedrero / La riqueza de la pobreza
Se equivoca el maestro Enrique González Pedrero. Su nombre no es sólo academia. No únicamente cultura. No nada más cátedra universitaria: es política. Aunque quienes con él gobernaron no figuren, en el actual ejercicio político. como “grupogonzálezpedrerista”.
Mas no pueden negar el fierro de EGP gente como Andrés Manuel López Obrador, por mencionar el más a la vista. O José Eduardo Beltrán Hernández, el más fiel de sus adeptos. Al menos veinte años retrocedo en el tiempo con la presencia, hoy viernes, de Don Enrique, el tercer mejor gobernante que ha tenido Tabasco. Los otros, salvo prueba en contrario, fueron Tomás Garrido Canabal y Carlos Madrazo Becerra.
En ese principio de 1983 empezaba el mandato estatal de EGP y asumía la dirigencia estatal del PRI mi amigo Andrés Manuel. Ofreció “limpiar el camino” para la realización del programa de gobierno de González Pedrero. Lo reventaron los intereses que, dos décadas después, mantienen hundido al PRI, apenas aferrado al naufragio. Yo escribí en esos días, en esta columna que se publicaba en “Diario de Tabasco” –desaparecido en el gobierno de Roberto Madrazo, lo que es una historia pendiente–: "Un Andrés Manuel López Obrador al frente del partido y un Enrique González Pedrero al frente del Gobierno, garantizan que el PRI no será nada más comparsa gubernamental sino vehículo de apoyo y crítica cuando sea necesario”.
-No estás en Cuba, Andrés Manuel –le escuché decir al gobernador mientras saboreábamos unos dulces en Jalapa –en agosto de 1983– unas horas antes que AMLO se viera obligado a renunciar al PRI. Una renuncia masiva de dirigentes, cuyo manifiesto sólo publicó “Diario de Tabasco” porque “no encontraron” al compañero Víctor Manuel Sánchez Acosta, entonces al frente de nuestro periódico, y no pudieron pedirle que no se publicara. Habían podido esa vez –¿en que estaré pensando en la saudedad del poder?– más los intereses de un alcalde, que el interés de Tabasco. Se incubaba la semilla de la desidencia que encumbró a López Obrador más allá de su distribuidor vial de segundo piso.
No puede la Academia, Maestro, borrar aquellos pensamientos de arranque de Gobierno cuando se dijo que los hombres de EGP debían reunir capacidad de servicio, honestidad intachable. Se trataba combatir el afán de triunfar a toda costa y a cualquier precio, sin escrúpulos morales de algún índole. Déjeme, Maestro, añorar aquellos tiempos –también– de esperanza. Aunque no me tocó contarme en el número de sus amigos. Y, no sé porqué, el pensamiento aterriza abruptamente en el presente, en estos días en que, queriéndose quitar la toga viril de la política viene usted a Tabasco, don Enrique, para recibir en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT) el título más importante de la inteligencia tabasqueña: el grado Doctor Honoris Causa. Ciertamente ni Jorge Abdó Francis, rector de la UJAT, ni el honrado –cuya aceptación del honroso título honra a la Universidad– han acordado intenciones ocultas en lo que hoy será un genuino y merecido reconocimiento al hombre de cultura que es Enrique González Pedrero. Tampoco puede pensarse en intereses políticos de parte del tabasqueño intelectual y político, como se corrió la especie, relacionándolo con el posible cargo de presidente del IFE. Pero, que perdone el Maestro, nadie va creerle eso de que “en este momento de mi vida y después de una larga y aleccionadora experiencia, me he alejado de la política y no aspiro a ser más que lo que soy: un profesor de ciencias políticas y un investigador obstinado de la historia de este país”. Si. Tal vez alejado de la política. Pero nadie, y menos alguien como él, puede retirarse a la cueva en la montaña, ni a la torre de cristal para ver de lejos transcurrir la vida. Más cierto es eso de que “las intrigas y las conspiraciones se fraguan; las decisiones académicas se deciden en el claustro académico y por razones académicas” con las que González Pedrero sale al paso de quienes ven directamente en su presencia intereses futuristas y aun alianzas con Roberto Madrazo. Y la amistad, es irrefutable, no se ostenta como medalla a la vista, pero tampoco pueden negarse y, como un titulo similar al que hoy recibirá, hay amistades que enorgullecen, de las que uno nunca se arrepiente.
Eso sí, si bien González Pedrero regresa “en el tiempo oportuno”, como una vez dijo, “no antes, ni después”, no se puede desvincular su presencia en la Universidad de la connotación política que ello tiene. Su paso por la historia política de Tabasco no puede borrarse de un plumazo. O de un periodicazo. Si bien no fue hombre de grupo, si bien no existe un clan considerado gonzalezpedrerista en la política de Tabasco, nadie puede ocultar que en su gobierno crecieron muchos de los que hoy figuran en cargos y actividades políticas, en y fuera del PRI. No todos podrán estar esta tarde con don Enrique, pero habrá oportunidad de evocar 20 años atrás, cuando el hoy homenajeado se retiró un poco de la cátedra para oficiar en la política tabasqueña. Y lo hizo mejor que muchos. Insisto, está entre los tres –quizá entre los dos– mejores gobernadores que ha tenido Tabasco. Por eso en el saludo de manos con Manuel Andrade Díaz, actual gobernador, y Enrique Gónzalez Pedrero, esta tarde, no habrá sólo el protocolo respetuoso de la academia y la política. Ni siquiera sólo el abrazo fraternal que los une. Habrá más. Y eso es lo que apenas vislumbran los que elucubran. La toga académica no sustituye la toga viril de la política.
LADO CLARO Oportunismo hubiese sido dar a EGP el doctorado cuando era gobernador de Tabasco, como se le ofreció a un presidente de la República que lo declinó. Si 20 años no es nada, sí ha corrido mucha agua bajo los puentes con que González Pedrero unió Tabasco; y la Historia no tiene veredicto en contra.
LADO OSCURO Hasta Pedro Jiménez León crecía con EGP. No soltaba la dirigencia juvenil de la CNOP ¡a sus más de 25 años entonces! LADO OPACO Lo de los extraestatales, de Adán Pérez Utrera, don APU, justifican hoy que Pedrito esté en el Partido Convergencia.
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