jueves, 15 de octubre de 2020

BUEN MANEJO DE PRESAS 

Tp141020 Inundación RUMBO NUEVO

                          Foto Cuarto Oscuro

TRANSPARENCIA

POLÍTICA

Erwin Macario

 

No estorbar

 

Estoy en Tabasco, supervisando

las obras del Plan Hídrico

realizado para evitar la inundación

de Villahermosa. Está funcionando

muy bien. (Felipe Twitero 070910)

 

El 8 de septiembre de 2010, amenazado Tabasco por lo que se pensaba podría ser una inundación más grave que la de 2007, escribí en este diario que “era, de nuevo, tiempo de solidaridad”.

Tiempo de unidad. “Mañana, cuando las aguas pasen, se tendrá que pedir cuentas claras. Enfrentar a quienes han fallado, en la Conagua, con algunas obras necesarias que se sienten cuando se nota cómo han funcionado las que sí realizaron. Exigirle, otra vez, al presidente Calderón que le cumpla a Tabasco” dije.

Mucha tinta había gastado Rumbo Nuevo y este reportero en escribir la historia cotidiana de esos cuatro años de continuas inundaciones en Tabasco y se urgía a una solución definitiva en la que además de las obras hidráulicas que trabajaran con eficiencia se requería del manejo responsable de las presas del llamado Alto Grijalva.

Había temor, entonces, como hace unos días lo hubo. Quedó como borrador para la historia del agua “la inundación de 2010 —que puede ser mayor que la del 2007— no será sólo recuento de corrupciones que de nuevo afloran, sino, de nuevo, hora de la solidaridad. Y de unidad en la tragedia. Por eso no debe politizarse sobre las aguas, infectarlas con los desagües de la política”.

Una frase, en esa columna, ese día, sirve para este martes 13 de octubre de 2020, en que escribo con el recuerdo, por la reunión presidencial con el gobernador de Tabasco y los responsables del manejo de la Presa Peñitas, y la esperanza de un futuro sin el agua rescatando sus espacios en nuestras poblaciones: “Es tiempo de unidad. Pero hoy hay que cuidar la casa. Y a sus habitantes.”

La reunión de este martes entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el gobernador Adán Augusto Hernández López con los funcionarios de la Comisión Federal de Electricidad y de la Comisión Nacional del Agua, fue para analizar y aprobar “un esquema que permita a las presas, sobre todo Peñitas, pueda trabajar los 365 días del año, genere energía y se deje de privilegiar a lo privado y pueda estar turbinando de manera constante para no dañar a la planicie tabasqueña”, según el mandatario local.

El 2 de octubre, en Twitter, Adán Augusto López H

@adan_augusto escribió: Como Gobernador del Estado y como tabasqueño exhorto a la Comisión Federal de Electricidad por conducto de su Director General Licenciado Manuel Bartlett Díaz a que en manejo de la presa Peñitas actúen con sensibilidad y responsabilidad”.

El funcionario de la CFE no dio su mano a torcer y reviró que el desfogue de la presa Peñitas se realiza de forma responsable, debido a que busca salvaguardar a los habitantes de la región que se han visto afectados por las inundaciones causadas por lluvias en días recientes.

La misma actitud prepotente de siempre ante la protesta de un mal manejo que le da prioridad al calendario de producción de energía eléctrica, que a salvaguardar la planicie tabasqueña y sus pueblos de las inundaciones.

Nada más que ahora el gobierno de Tabasco le había exhibido: “la presa Peñitas, en temporada de lluvias, mantiene los picos arriba para la generación eléctrica de emergencia, y para cumplir con contratos de energía eléctrica para la península de Yucatán”.

Y hubo señalamiento directo: “la generación de energía en Peñitas, se paraliza la gran parte del año, y cuando se detienen los mecanismos eólicos o solar, se arranca Peñitas”.

Hoy sigue siendo válido lo que bien dijera, el día del informe presidencial de Calderón, ese 2010,  el entonces presidente municipal de Centro, Jesús Alí de la Torre, “tanto la política como los falsos líderes deben hacerse a un lado porque son momentos de actuar de manera cohesionada y responsable, de anteponer nuestros verdaderos intereses como comunidad en lugar de tratar de sacar raja política, lo cual además de deplorable, atenta contra la seguridad e integridad de los tabasqueños”. Es decir, mucho ayuda el que no estorba.

Eran, aquellos, tiempos de estar al lado del pueblo. Orientarlo, advertirle del peligro, pero también escucharlo. No tiempos de tomarse la foto. Y buscar la sucesión.

Hoy, parece, ha llegado la hora de dar una solución al manejo de la Presa Peñitas, que es la que desaloja el agua que almacenan las otras tres de ese Sistema Hidrológico del Alto Grijalva: Angostura, Chicoasén y Malpaso.

Y también el tiempo de pedir cuentas claras. Enfrentar a quienes han fallado, en la Conagua, con algunas obras necesarias que se sienten cuando se nota cómo han funcionado las que sí realizaron, como ya dije. Pero también parar la corrupción en CFE y el manejo de la producción de energía eléctrica.

Tendrá que hacerse un recuento de corrupciones que de nuevo afloran. Y no debe politizarse sobre las aguas, infectarlas con los desagües de la política.

El domingo 18, el presidente López Obrador, estará en Peñitas y dará a conocer los mecanismos para que no se vuelva a inundar a Tabasco. Por ahora los tabasqueños no tendrán que exigirle, como a Calderón, que se mojó con las aguas del 2007 pero en septiembre de 2010, sólo sobrevoló las áreas donde se han desviado las aguas para quitarle volumen al Grijalva y al Carrizal-Tintillo y Acachapan y Colmena, así como la (entonces) obra inconclusa de las compuertas del Macayo y tocó tierra firme en la colonia Casa Blanca, donde le explicaron qué se está haciendo dentro del mal llamado Plan Hídrico. No quiso estorbar, tal vez. Pero tampoco ayudar.


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