Tp260710SUCESIÓN2012RN
TRANSPARENCIA
POLÍTICA
Por Erwin Macario* erwinmacario@hotmail.com
Núñez ya tuvo su oportunidad
No, yo creo que hay que ver para
atrás no para vivir en el pasado,
sino para sacar enseñanzas, sí.
Francisco Labastida/ Entrevista de
Joaquín López Dóriga. 020710
—¿Arturo Núñez hubiera ganado las elecciones del 2000 como candidato del PRD en Tabasco? —sale a quemarropa la pregunta del periodista.
Durante unos segundos el político razona la respuesta. No la esperaba. Es un asunto que creía trascendido, olvidado. Aquella vez hubo una serie de traiciones dentro de su partido, el PRI. Se rompió la línea de sucesión en la que estaban dos hombres fuertes del partido: el propio Núñez y Humberto Mayans Canabal.
Núñez caminaba con el viento a su favor pero cometió el error de guardar su distancia antes de tiempo con Roberto Madrazo Pintado, gobernador entonces. Y le costó su derrota el 2 de abril, en la interna del PRI.
Mayans tampoco fue candidato esa vez, aunque Madrazo engañaba con su presencia. Lo hizo su acompañante a una comida que le ofrecieron a Arturo Núñez en un rancho de Rafael Caso Vidal.
Se decía que, conforme las viejas reglas del PRI, “se heredaba” al hijo, no al caporal del rancho. Madrazo rompió toda regla y Manuel Andrade Díaz, que era el jefe de la campaña de Núñez, fue el candidato, aunque no ganó la elección que anuló el órgano electoral. Lograría ser candidato por segunda ocasión, en 2001, ya gobernador por un año Enrique Priego Oropeza. Ganó la gubernatura por sólo cinco años.
Mayans y Núñez se apartaron del PRI. Hoy Núñez busca de nuevo ser candidato a gobernador en el Partido de la Revolución Democrática, donde no lo han dejado pasar. Humberto Mayans, actual secretario de Gobierno en la administración del gobernador Andrés Granier Melo, es, diez años después, el más fuerte candidato del PRI, pero en una alianza con otros partidos.
La respuesta de aquel 2000 llega casi diez años después: —Sí, sí hubiera sido gobernador Núñez como candidato del PRD.
Tiempo y circunstancia. A Núñez le temblaron las piernas ese 2 de abril de 2000 por la noche, allí en el hotel Exelaris Hyatt y no hizo nada por ser el candidato perredista que hubiera sacado al PRI del gobierno. La gente estaba cansada del madrazato que inició a la caída del gobierno de Salvador Neme Castillo, cuando llegó como gobernador sustituto Manuel Gurría Ordóñez para preparar la llegada de Roberto Madrazo, quien al través de Andrade pensó en mantener el poder por unos cinco sexenios a lo menos. No fue así y esto es historia reciente.
Los tiempos y las circunstancias son distintos. Núñez no tiene a su favor el descontento ciudadano general, que en el 2000 le hubiese hecho gobernador. Y en el PRD camina, con mayores posibilidades, la senadora perredista de origen Rosalinda López Hernández, a la que tendrá que unir sus fuerzas para sobrevivir en la política.
Mayans camina con menos problemas. Camina no es literal, pues su campaña es su trabajo junto a Granier, impedido para andar personalmente en busca del apoyo ciudadano, como sí andan otros en el PRI; Núñez y Rosalinda en el PRD y otros, hasta Milton Lastra —presidente municipal de Balancán— en el PAN.
Tal vez algún problema se tenga en el propio PRI. Es natural que pase y, aunque con cinismo, lo decía Ernesto Zedillo como presidente de la República en las vísperas de su sucesión, según la entrevista que al candidato del PRI en ese 2000, Francisco Labastida, le hizo en radio, el pasado 2 de julio, “El teacher” López Dóriga: “Yo ya viví que hubieran tres partidos. El partido de Luis Donaldo, el partido tradicional y el partido mío. Eso cuesta mucho. Yo me voy a llevar a José Antonio (González Hernández) y entonces tú te encargas”.
Tiene razón Labastida, hay que ver para atrás para sacar enseñanzas.
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