Tp190710POLITICA/Rumbo Nuevo
TRANSPARENCIA
POLÍTICA
Por Erwin Macario
Los signos de los tiempos
Con la iglesia hemos dado,
Sancho. Miguel de Cervantes
Saavedra/ El Ingenioso Hidalgo
Don Quijote de la Mancha/II parte,
Capítulo IX
Menos divertido que el texto “El pulpo Paul y la adivinación” debe parecer a las autoridades federales panistas (y algunas locales, católicas, que es casi lo mismo), el editorial del semanario Desde la Fe, órgano de difusión de la Arquidiócesis Primada de México, en el que se acusa a los gobiernos —por la corrupción— de “gravísimas responsabilidades… que aumentan las desastrosas consecuencias” de los fenómenos naturales.
Para la iglesia católica, que en Tabasco no ha sido totalmente parca en la crítica pero ha cuidado, al menos este sexenio, las relaciones con el Estado, debe ser duro criticar a un gobierno panista, aliado, de la misma madera. A menos que sean los signos de los tiempos.
Es raro que desde el poder de la Iglesia se diga, en relación con los desastres ocurridos recientemente en el norte del país a consecuencia del Alex, que detrás de estos “también hay negligencias y acciones deliberadas que constituyen verdaderos delitos”
Si bien el Caballero de la Triste Figura, a su llegada a Toboso, dijo a su fiel escudero “con la iglesia hemos dado”, al encontrar el edificio religioso en su camino y no con el ánimo peyorativo que a la frase se le ha adjudicado, incluso cambiándola por “con la iglesia hemos topado”, está visto que en el caso del actual gobierno federal y algunos estatales, bien podrían decir que con la Iglesia han topado, así de severa es la acusación en el órgano oficial del catolicismo mexicano.
Está claro que el semanario Desde la Fe se refiere, ahora, a lo recientemente acaecido: “… podemos decir con claridad que la tragedia en el norte del país también tiene rostro de corrupción”, pero no estaría lejos de aplicarse a lo que ese mismo gobierno federal ha propiciado en Tabasco donde la impunidad con la que han actuado funcionarios de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ha convertido la tragedia de las inundaciones, y sus amenazas, en un gran negocio para estos y sus socios, principalmente en las inversiones que de última hora se aprovechan para intentar contrarrestar los daños de las crecientes debido a la falta de obras hidráulicas que no se realizan, pese a que se cuenta con el presupuesto y los dineros suficientes.
Sea lo que fuere, el asunto tomado por la Iglesia —¿legítima defensa del bicentenario?— nos permite releer El Quijote y entregarles, queridos lectores, ese diálogo nocturno, entre el desfacedor de entuertos y su fiel acompañante, mientras buscan el hogar de Dulcinea:
Guió don Quijote, y, habiendo andado como docientos pasos, dio con el bulto que hacía la sombra, y vio una gran torre, y luego conoció que el tal edificio no era alcázar, sino la iglesia principal del pueblo. Y dijo:
—Con la iglesia hemos dado, Sancho.
—Ya lo veo —respondió Sancho—; y plega a Dios que no demos con nuestra sepultura, que no es buena señal andar por los cimenterios a tales horas, y más, habiendo yo dicho a vuestra merced, si mal no me acuerdo, que la casa desta señora ha de estar en una callejuela sin salida.
Como sin salida parece estar el actual gobierno federal y los gobiernos que, en los estados, resienten el fenómeno dominó.
LADO CLARO
Los 1,700 metros cúbicos por segundo que desfogan las presas del norte ya habrían provocado en Tabasco una tragedia mayor que la del 2007. ¡Y con la solidaridad por los suelos!
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