DE CHILE Y OTROS SABORES
Tp310820 Cultura RUMBO NUEVO
TRANSPARENCIA
POLITICA
Erwin Macario
Tabasqueñismos (3)
La vaguedad en las
definiciones
es muestra de incertidumbre en
lo que se trata i de falta de
dominio
en la materia. Francisco
J. Santamaría
La “andancia” del virus del
Covid —andancio, según el diccionario de la Real Academia Española (RAE)— ha
puesto en evidencia que es necesario conocer, al menos, los nombres de nuestras
plantas, muchos de los cuales se mal usan en las redes, como ya hemos señalado
en esta serie sobre los tabasqueñismos.
En las redes se recomendó, para contrarrestar la epidemia, el té de acuyo. Hubo un ruidajal entre los cibernautas. No sabían muchos que el acuyo es nuestro momo, la hoja santa de otras entidades.
Sí, se llama momo. Como
ese estúpido reto que se hizo viral en las redes. Y como el nombre del rey de
los carnavales. Una planta cuyas olorosas y sabrosas hojas son un exquisito
ingrediente del arte culinario de Tabasco que, como sabemos, es a base de
vegetales como achiote, amashito, cilantro, chaya, chinín (fruta y verdura a la
vez), chipilín, epazote, muste, perejil, entre otros y, como continentes en
tamales y otros guisos, las hojas de plátano, de too, de la mazorca del maíz y
de momo.
Por cierto, muste es una de las palabras que olvidan los que, en su mayor parte de buena fe, suben tabasqueñismos a las redes sociales.
Cierta ocasión nuestro amigo en estas cuestiones de las palabras, Jorge Priego Martínez comentó cómo el muste se usaba, al igual que el momo, para preparar un pescado delicioso. Pescado en mone, le llaman al que usa la hoja de momo. Pescado al muste, el otro platillo. Una periodista leyó y, al encontrar en el centro de Villahermosa al historiador, lexicógrafo, escritor, frenó su carro, bajó y le dijo que le había leído y le había pedido a su esposo le consiguiera en alguno de esos pueblos de Tabasco esa comida. No paraba de decirle lo delicioso que era y cómo lo había disfrutado.
Para los tabasqueñistas de las redes, el muste (moxtle o moste) es una planta de hojas verdes, pequeñas, de forma ovalada que terminan en punta; a lo máximo miden 10 centímetros y esas hojas se usan para envolver tamales y otros alimentos como el pescado, al guisarlos.
Si bien ni a los vocabularistas, ni a los diccionaristas, que suben palabras y modismos, se les puede exigir tantas explicaciones, sí deben tener más cuidado con las remisiones que hacen para intentar hacerse entender.
Ejemplo, DeTabascoSoy (DTS) —ese sitio plagado de mala yerba lingüística e histórica, que motivó estas entregas—, dice del chile amashito: Amashito, chile parecido al piquín.
A los que no conocen el piquín quizá le remitan, chile parecido a amashito. El piquín es un chile muy pequeño que se pone rojo cuando está maduro y es muy picante. Igual el amashito. Porque ¡son el mismo chile!
Si bien no puede pedírseles que limpien fijen y den esplendor a lengua provinciana, al menos podrían tratar de tener un poco de precisión para no “devanar” más nuestros modismos. No se puede, mejor dicho, no se debe, en esto del lenguaje, sólo copiar y pegar, como sucede sin que pueda averiguarse quién se fusila a quién.
Otro ejemplo, a cupache (o a cucupache) —que antes se decía ajobar, (agebar, de giba) pero está en desuso—. Dice DTS: A Cupache: Cargar a alguien o llevar a cuestas alguien.
Frases chocas, es más claro: cargar a alguien en la espalda, de «a caballito» (este diantre de tu hermano ya pesa mucho, llevalo «acupache» tu). (Sic).
Palabras chocas-de todo un poco, Lenguaje Social Tabasqueño, y Glosario campechano, sólo por citar otros tres de los muchos sitios donde publican modismos, coinciden en que a cupache es llevar en la espalda, (sobre la giba, dispensando a los presentes).
Porque antes se cargaba a los niños “al cuadril”; no sólo acupache, envueltos en tela, como se ve a tantas indígenas de Chiapas en nuestra Zona Luz o centro histórico. Claro, más grandecitos; y no dopados, como cargan a algunos escuincles para que dejen trabajar a esas mujeres.
La mayoría de vocablos o modismos chocos, pueden consultarse en los diccionarios y libros de Francisco J. Santamaría o los trabajos lingüísticos de otros tabasqueños como Marcos E. Becerra, Rafael Domínguez, Oscar G. Carrera… donde están bien explicados; y de ahí pueden ensartarlos en las redes.
Si no aparecen citados en esos diccionarios, pueden hallarse en el Vocabulario tabasqueño: colección de locuciones usadas actualmente en Tabasco cuyos significados no aparecen en ningún diccionario, que ya se ha mencionado y se seguirá citando en este trabajo periodístico. Libro que está en proyecto de reeditarse con nuevas palabras.
Regreso: A cuestas, a las espaldas, ha llevado el mexicano este país, desde la Conquista hasta nuestros días, a causa de muchos malos gobernantes.
Antes que llegaran los conquistadores, a falta de bestias de tiro, nuestros ancestros llevaban a las espaldas, en largas jornadas, diversas cargas. Los tamemes, que después cargaban acupache a los frailes y uno que otro comerciante español.
Nada más que se ayudaban con el mecapal, con lo que, si bien llevaban el bulto sobre la espalda, ese dispositivo de cuero o ixtle, con “lías” en sus extremos para amarrar la carga, al colocarse sobre la frente, distribuía el peso por todo el cuerpo.
No se puede pedir toda esta explicación a los subidores de vocablos usuales a las redes, pero sí deben precisar, como es el caso, que llevar a cupache, es cargar a alguien en las espaldas.
Al continuar en este asunto de los tabasqueñismo en las redes, debe quedar claro que no se busca que se haga un tratado de lingüística por parte de esos que saltan de los tendidos al ruedo sin saber cómo se coge un capote y cómo se monta una muleta.
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