lunes, 7 de mayo de 2018

Gina y Gerardo

Tp170418 Sucesión RUMBO NUEVO
Erwin Macario











Pero en Tabasco se insiste en
mantener el sueño del poder.
Cada quien se considera con derecho
de establecer gobernantes en las 17 ínsulas
y colocar al mayor número de diputados
locales. / Transparencia Política 080212




El 4 de abril de 2012 publiqué, aquí en Rumbo Nuevo, que “al PRI se le pueden revertir algunas decisiones, en especie de guerra de guerrillas, en algunos municipios donde el descontento camina por debajo, detrás de la sonrisa y el abrazo fingido, de la disciplina a fuerzas”.
Ya vieron lo que pasó. Muy poco ha cambiado hacia el interior de los partidos. En el mismo PRI, ya sin poder de disciplina desde ese año, subyacen decisiones como la de Tenosique, por citar sólo una, donde el rencor se cobrará en las urnas. El PRD no canta mal las rancheras.
Gina Trujillo ha provocado lo que puede impedirle llegar a la gubernatura, pues con el delegado del CEN priísta, Jorge Salomón Azar y el dirigente estatal Gustavo de la Torre Zurita —su delegado, su dirigente— impusieron candidaturas, negociaron con el diablo.
El caso de Gerardo Gaudiano Rovirosa, en el PRD, es diferente. Practicó el viejo librito que conocemos los que ya hemos visto correr mucha tinta en estos quehaceres electorales. Sin que sea exactamente igual, hizo lo que el padre de Gina. Aquí lo he contado varias veces. Vale la pena transcribir lo que ese mismo año de la debacle del tricolor ´publiqué, esto el 8 de febrero:
“Ya en este espacio periodístico se contó la historia de cuando Mario Trujillo García resultó candidato a gobernador a la muerte de Agapito Domínguez Canabal. Sin esperar a que el partido realizara en Tabasco los actos oficiales para legitimar la decisión tomada aquella vez por el candidato Luis Echeverría, con la anuencia del presidente Gustavo Díaz Ordaz, don Mario dio muestras de lo que es un político y lo que significa una candidatura.
“Vale la pena recordar que los amigos de MTG querían calentarle la cabeza porque Pascual Bellizzia Castañeda —sobreviviente de la debacle de don Agapito— había sido propuesto en el acuerdo para que fuera senador.
Ante las insistencias de que no debía permitir que un enemigo suyo como ese ocupara el escaño, don Mario sólo les dijo: “Ya llevo la gubernatura. Vámonos”.
Con 50 años en estos andares, ya me repito. Creo que, en parte, es bueno para avivar la historia. Y a alguno que otro u otra político.
Ese febrero de hace seis años, titulé esta columna Transparencia Política, como “¿El naufragio?”. Y usé como epígrafe: ¿Contar mentiras como ellos, Estebanico? ¿Por qué no contamos la  verdad? Alvar Núñez Cabeza de Vaca / Película de Nicolás Echeverría.
Dije, y esto podría valer todavía, no sólo al entonces partido en el poder: “En el PRI de Tabasco parece que viven el sueño de El Dorado, o al menos de las 17 —para estar ad hoc con el tema— ciudades doradas de Cíbola y la Fuente de la Eterna Juventud, que generaron las historias de la conquista y la búsqueda de riquezas en América. Nadie parece querer decir la verdad, contar la verdad de lo que sucede no sólo con la presunta candidatura a gobernador del ex presidente municipal Jesús Alí de la Torre, sino con las 17 alcaldías y las diputaciones locales. Amén de las curules y los escaños tabasqueños en el Congreso de la Unión.”
Este 2018 podría decir que “cualquier parecido con la (actual) realidad es mera coincidencia”, frase nacida en 1932,  cuando se filmó “Rasputín y la zarina” que trata, precisamente, “de la destrucción de un imperio. Algunos personajes aún están vivos”, como anunciaba la película.
En verdad os digo que no hay nada nuevo bajo el sol (perredista). Repetir, pues, columnas publicadas no únicamente tiene afán de pie de historia: Se intenta explicar lo que puede pasar, esta vez, en el PRD y en el PRI con sus candidaturas a la sucesión de Arturo Núñez Jiménez. Errores en la “selección” de sus candidatos en los municipios y distritos locales —y hasta federales— pueden llevar agua a otros molinos.
Ya dije, Gina pagaría culpa propia. Pero a Gerardo Gaudiano, en el PRD, si acaso puede cargársele la candidatura a la reelección como presidente municipal en Huimanguillo, porque Sabino Herrera Dagdug es de su gente.
Esto —cómo es el periodismo— recuerda el epígrafe usado el 4 de abril de 2012, en la columna que teje esta entrega: Sabrás cuándo sacrificar un peón, e incluso perder una batalla, si esto sirve a tu propósito final. Tus ojos se  concentrarán en ganar la campaña y nada más. Robert Green/ Las 33 estrategias de la guerra.
A GinaTrujillo nadie la convence de que a veces es necesario sacrificar un peón o perder una alcaldía. Gerardo Gaudiano Rovirosa está en lo suyo, su campaña para ser gobernador.
En mi columna sobre el naufragio, ya citada aquí hoy martes, dije “¿Por qué no contamos la verdad?, debían decirse esos sobrevivientes de la sucesión del 2012, muchos de los cuales ya están prestos a embarcarse en otras naves en busca de los tesoros que la política a la mexicana y a la tabasqueña significan.”
Para Adán Augusto López Hernández, todo esto no le va. Es sólo un peón de Andrés Manuel López Obrador. Los otros tres —Oscar Cantón. Jesús Alí y Manuel Paz, son otra historia que aquí se irá contando.

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