sábado, 19 de abril de 2008

EL BUEN DECIR

Transparencia190408Español
TRANSPARENCIA
POLÍTICA
Por Erwin Macario erwinmacario@hotmail.com


Palabras que no gustan

Ta´que lo parió, tan buenísimos, a joelo
Chuy Sibilla/ En la pared de la taquería

El viernes 18, ayer, fue día de lingüística. De eufemismos. Julián Pinto me hace reconocerlo al comentar que quiere platicar acerca del nombre de su restaurante. A muchos no les agrada ese nombre. Quizás prefieran uno menos agresivo, no tan incómodo. Palabras felices, buen hablar, que tal es el significado de eufemismos.
Una parte del discurso de Felipe Calderón me viene a mente. Eufemismo político para decir que Tabasco no tendrá refinería: “no será una, serán cuando menos tres refinerías nuevas y quizá una más, cada dos años en la próxima década, las que podrán construirse, y si esto es así, no sólo aumentarán las probabilidades de que Tabasco cuente con una nueva refinería”. Forma suave de negarnos la posibilidad de detonar la reconstrucción de Tabasco.
Con Manuel Morales, recién estrenado funcionario de gobierno en el área informativa, hombre de confianza de Chuy Taracena, el vocero del gobernador Andrés Granier, pésele a quien le pese, llegamos José Antonio Calcáneo, Martha Osorio y éste miembro de la Comisión de Lexicografía de Tabasco, a saborear los ricos tacos, eso sí que Julián y Lía venden ahí en Tamulté, en la zona del buen comer y no lo digo por Manuel Andrade, ex gobernador de Tabasco que es vecino y cliente.
Más vale pedir perdón que permiso para echar la pluma al vuelo. Ya verán después los otros pepenadotes de vocablos: Jorge Priego Martínez, Gabriela Gutiérrez, la cronista de Villahermosa; Tilo Ledezma y Jorge Gómez Sánchez, con los que algún día reeditaremos el Vocabulario tabasqueño, opúsculo en el que se han reunido, en una primera edición, junto a modismo, barbarismos, aracíasmos, mayismos y otros giros (y colorados) propios del habla popular, algunos efumemismos. Todo fuera de los diccionarios, inclasificados por Francisco J. Santamaría, Marcos E. Becerra, Rosario María Gutiérrez Eskildsen, Oscar G. Carrera o Joaquín Camelo González, entre otros expertos de la lengua.
Desde niños se nos acostumbra a los eufemismos, a las palabras que se consideran no son malsonantes, incómodas. Se nos suavizan al oído necesidades biológicas: hacer popó, hacer pipí; nuestras partes corpóreas: pompa, pompis; cosita (en algunos casos es cierto), pilín, pajarito, palomita…
Con este “academicismo” popular, genes de lo que bien exhibe Raul Prieto, nuestro añorado Nikito Nipongo en su Madre Academia, crecemos y nos enfrentamos a una realidad que los vocablos no pueden ocultar, por más que sean suavizados; ya tendenciosamente, ya elitista, ya clerical. Porque hasta la iglesia mete sus narices en ello.
Realmente, por esa tradicional educación, chocan, lastiman muchas palabras. También sus eufemismos disfrazantes. Ese “no manches”, que conlleva innegable carga erótica que algunos pudieran llamar “no felaties”, por aquello de la felación.
O el “guey” tan recurrido, tan usado por la juventud sin saber, tal vez, como en el “no manches”, que oculta un insulto o al menos un adjetivo fuerte: buey. Doble castigo verbal pues, sería “no mames, guey”.
El mismo invocado Vocabulario tabasqueño recoge, mejor digo acopia, algunos giros eufemísticos: ¡Concha! O ¡contra!, por coño; y también otras acepciones que este apasionado de la lengua considera, lo conrario, es decir disfemismos, palabras que agreden más que las orginales y son comunes en el habla popular: le dieron cran; le chiquitearon. No confundir el “chamaquear” a que nos tienen acostumbrados los políticos cimarrones.
Por cierto en el argot político y militar se dan más los eufemismos para ocultar o negar realidades, lo que es tema más serio, para mentes más preclaras. De todas formas vale la pena reflexionar lo que se esconde en eso de: “ampliación de las capacidades de operación”, “flexibilización”, “disposiciones especiales que le permitan fortalecer su autonomía de gestión y técnica”, “bonos ciudadanos”, “contratos ampliados”. En realidad más que en privatización me hacen pensar en “piratización”: Drake y Doheny redivivo en el petróleo mexicano.
Pero no es el oro negro (¿eufemismo?) el tema de este fin de semana. Si no la preocupación del novel restaurantero Julián por el nombre que le puso a su negocio, ya con carta de aceptación, primero por llevarlo el nombre de una revista que circulaba sin tener que ocultarla sus lectores, como hacen algunos con El Sol de Tabasco o El Criollo que compran, no vaya usted a pensar que por la sangre sino por la belleza de sus páginas centrales. Y, segundo, porque un comunicador tan escuchado y respetado como Chuy Sibilla no se muerde la lengua para anunciarlo en su programa noticioso “Telerreportaje”.
Nada más que los academicistas del Ayuntamiento de Centro, cuyos sillones o poltronas debían ser butaques, dada la austeridad de que llora Evaristo Hernández Cruz, parece no quieren aceptar ese nombre a la taquería. ¿O son los de Finanzas? No se ha platicado todavía con Julián, que nos dejó con el grato sabor de sus tacos.
De todas formas sea esto un adelanto para señalar que ya no necesita un eufemismo en algo que es del dominio popular. Aunque si los nuevos seguidores de la Madre Academia no dan su brazo a torcer, bien podría llamarse “Ta´ que lo payró” o un afrancesado “Taqué le payré”, eufemismos que propongo desde estas páginas.
Por cierto que entre las dedicatorias de los diletantes gastronómicos, encuentro en las blancas paredes del establecimiento una de Marcos Rosendo Medina, que hubiese sonado mejor en la lengua de los poetas malditos: ¡Felicidades! La mejor sazón de Tabasco.
Por hoy disfrute estas otras felicitaciones y los comentarios del columnista: “Un buen comedor de taco busca sabor, limpieza, calidad, atención. Aquí Julián Pinto lo ha logrado. Manuel Andrade y Manuelito”. –Y que él lo diga, cuenta–; “Buen lugar, buena compañía, buen sabor, pero lo mejor, la alegría de ver a los amigos. Juan Carlos Castillejos”, –amigos de lo ajeno–; “Por el taco de la amistad, querido Julián. Oscar Cantón”, –más une el hambre que el hombre–; “El éxito es regresar”, Cuco Rovirosa. –lo que te llevaste–; “Que sabrosos están y la atención excelente”, José Ramiro López Obrador. –Lástima que no tienen de pejelagarto.
Buen sábado, mejor domingo. Hasta el lunes.

No hay comentarios: