Foto Villasana/Proceso
La diferencia del 2007
Tenga la seguridad de que el gobierno
federal está y estará con Tabasco
siempre en las buenas y en estas
circunstancias que por desgracia
han puesto al estado en una gravísima
condición. Felipe Calderón 311007
Avalar la protección que las obras inconclusas de la Conagua han brindado a Villahermosa, evitando que a estas horas estemos inundados, no exculpa, de ninguna manera, la corrupción con la que en esa dependencia federal actuó su anterior delegado en Tabasco, Omar Celín Komukay Puga.
Tampoco el incumplimiento de la palabra presidencial.
Se equivocan quienes piensan que las aguas sepultarán esa inmundicia o que las obras mal terminadas justificarán el ejercicio presupuestal ejercido en el más descarado contratismo, que diversos medios periodísticos de Tabasco han documentado.
Que el gobernador Andrés Granier Melo y el alcalde de Villahermosa, Jesús Alí de la Torre, hayan reconocido ante el presidente Felipe Calderón que la barda del malecón Carlos A. Madrazo y la costalera ha resistido hasta ahora el volumen de agua que ha llegado por el río Grijalva ni justifica que la obra hidráulica sea suficiente ni solapa la corrupción anterior así como tampoco el retraso con el que se ha actuado este año.
Ningún tabasqueño puede ser engañado. Ahí esta sin terminar la obra de las compuertas del Macayo, que debieron ejecutarse antes de la inundación del 2007 y que ha sido promesa del propio presidente.
Al gobernador se le acusa de todos los males que las aguas provocan o pueden provocar pero nadie como él ha mantenido permanente presión para que el gobierno federal cumpla y su presencia en los lugares con más problemas por esta contingencia —que todavía comienza— ha servido para mantener alerta a los tabasqueños así como las obras apresuradas que ha obligado realizar a la Conagua ha permito que al menos permanezca en esperanza la palabra empeñada del jefe de la Nación de que Villahermosa no se volvería a inundar.
Nada más que Felipe Calderón se ha pasado. No sólo no obliga a su gente a rescatar su palabra empeñada sino que en la pasada visita de cortesía, casi de turismo negro, que hizo a esta ciudad y a los puntos donde se han desviado las aguas del Carrizal y de los ríos que vienen de la Sierra, se ha hecho como que la Virgen le habla y no ha abierto su boca de comer siquiera para justificar el que no se ejerza el presupuesto aprobado para el plan hidráulico tabasqueño.
Un Felipe Calderón ajeno a la amenaza que se cierne sobre Tabasco estuvo antier, martes 7, en Villahermosa. Y si bien el alerta que han mantenido el gobernador, los diputados locales integrantes de la LX Legislatura y los presidentes municipales, entre la población tiende a aminorar los daños de las inundaciones que vienen, el Ejecutivo federal vino, vio y venció. Ya tiene defensa: las obras han funcionado. Asi lo tuiteó al mundo.
El 31 de octubre de 2007 fue diferente aunque las aguas no habían sepultado a Villahermosa. Esa vez, también en la comodidad del hangar del Gobierno, en el aeropuerto local, dijo: “Hoy la prioridad tiene que ser esa, auxiliar, sea a través de lanchas, sea a través de helicópteros como lo está haciendo el Ejército y la Marina a quienes todavía se encuentran atrapados en sus hogares.
Una segunda prioridad es evitar mayores desbordamientos de los grandes ríos que están cruzando los municipios y, particularmente, esta ciudad capital, concretamente el río Grijalva en el centro de la ciudad, para lo cual llamo verdaderamente a la solidaridad a todos los tabasqueños que estén en condiciones de ayudar con su esfuerzo y trabajo voluntario al encostalado de los muros de contención que puedan precisamente reducir el riesgo de desbordamiento de la parte que se preserva todavía de la ciudad de Villahermosa y que puede ser un respaldo logístico importantísimo para las labores de rescate y auxilio de la población en estos momentos”.
Hace tres años se retiró y Villahermosa se fue a pique.
Ahora, por suerte, no sucedió. Pero Tabasco está en estado de emergencia, aunque su gente, esta vez, está preparada para defenderse.
A Felipe Calderón se le han olvidado sus palabras de la víspera de la inundación de Villahermosa. A menos que ahora piense que todo esto es una obra teatral en la que no se necesita auxiliar a la población civil. Y que no hay “circunstancias naturales terriblemente adversas para el estado de Tabasco”.
LADO CLARO
En el Senado se expondrá hoy jueves la realidad que vive Tabasco por las aguas.
La diferencia del 2007
Tenga la seguridad de que el gobierno
federal está y estará con Tabasco
siempre en las buenas y en estas
circunstancias que por desgracia
han puesto al estado en una gravísima
condición. Felipe Calderón 311007
Avalar la protección que las obras inconclusas de la Conagua han brindado a Villahermosa, evitando que a estas horas estemos inundados, no exculpa, de ninguna manera, la corrupción con la que en esa dependencia federal actuó su anterior delegado en Tabasco, Omar Celín Komukay Puga.
Tampoco el incumplimiento de la palabra presidencial.
Se equivocan quienes piensan que las aguas sepultarán esa inmundicia o que las obras mal terminadas justificarán el ejercicio presupuestal ejercido en el más descarado contratismo, que diversos medios periodísticos de Tabasco han documentado.
Que el gobernador Andrés Granier Melo y el alcalde de Villahermosa, Jesús Alí de la Torre, hayan reconocido ante el presidente Felipe Calderón que la barda del malecón Carlos A. Madrazo y la costalera ha resistido hasta ahora el volumen de agua que ha llegado por el río Grijalva ni justifica que la obra hidráulica sea suficiente ni solapa la corrupción anterior así como tampoco el retraso con el que se ha actuado este año.
Ningún tabasqueño puede ser engañado. Ahí esta sin terminar la obra de las compuertas del Macayo, que debieron ejecutarse antes de la inundación del 2007 y que ha sido promesa del propio presidente.
Al gobernador se le acusa de todos los males que las aguas provocan o pueden provocar pero nadie como él ha mantenido permanente presión para que el gobierno federal cumpla y su presencia en los lugares con más problemas por esta contingencia —que todavía comienza— ha servido para mantener alerta a los tabasqueños así como las obras apresuradas que ha obligado realizar a la Conagua ha permito que al menos permanezca en esperanza la palabra empeñada del jefe de la Nación de que Villahermosa no se volvería a inundar.
Nada más que Felipe Calderón se ha pasado. No sólo no obliga a su gente a rescatar su palabra empeñada sino que en la pasada visita de cortesía, casi de turismo negro, que hizo a esta ciudad y a los puntos donde se han desviado las aguas del Carrizal y de los ríos que vienen de la Sierra, se ha hecho como que la Virgen le habla y no ha abierto su boca de comer siquiera para justificar el que no se ejerza el presupuesto aprobado para el plan hidráulico tabasqueño.
Un Felipe Calderón ajeno a la amenaza que se cierne sobre Tabasco estuvo antier, martes 7, en Villahermosa. Y si bien el alerta que han mantenido el gobernador, los diputados locales integrantes de la LX Legislatura y los presidentes municipales, entre la población tiende a aminorar los daños de las inundaciones que vienen, el Ejecutivo federal vino, vio y venció. Ya tiene defensa: las obras han funcionado. Asi lo tuiteó al mundo.
El 31 de octubre de 2007 fue diferente aunque las aguas no habían sepultado a Villahermosa. Esa vez, también en la comodidad del hangar del Gobierno, en el aeropuerto local, dijo: “Hoy la prioridad tiene que ser esa, auxiliar, sea a través de lanchas, sea a través de helicópteros como lo está haciendo el Ejército y la Marina a quienes todavía se encuentran atrapados en sus hogares.
Una segunda prioridad es evitar mayores desbordamientos de los grandes ríos que están cruzando los municipios y, particularmente, esta ciudad capital, concretamente el río Grijalva en el centro de la ciudad, para lo cual llamo verdaderamente a la solidaridad a todos los tabasqueños que estén en condiciones de ayudar con su esfuerzo y trabajo voluntario al encostalado de los muros de contención que puedan precisamente reducir el riesgo de desbordamiento de la parte que se preserva todavía de la ciudad de Villahermosa y que puede ser un respaldo logístico importantísimo para las labores de rescate y auxilio de la población en estos momentos”.
Hace tres años se retiró y Villahermosa se fue a pique.
Ahora, por suerte, no sucedió. Pero Tabasco está en estado de emergencia, aunque su gente, esta vez, está preparada para defenderse.
A Felipe Calderón se le han olvidado sus palabras de la víspera de la inundación de Villahermosa. A menos que ahora piense que todo esto es una obra teatral en la que no se necesita auxiliar a la población civil. Y que no hay “circunstancias naturales terriblemente adversas para el estado de Tabasco”.
LADO CLARO
En el Senado se expondrá hoy jueves la realidad que vive Tabasco por las aguas.
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