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TRANSPARENCIA
POLÍTICA
Por Erwin Macario* erwinmacario@hotmail.com
En matalote de Hacienda
Parece que la igualdad es lo justo y lo es,
TRANSPARENCIA
POLÍTICA
Por Erwin Macario* erwinmacario@hotmail.com
En matalote de Hacienda
Parece que la igualdad es lo justo y lo es,
pero no para todos sino sólo para los iguales;
y lo desigual parece que es justo, y ciertamente
lo es, pero sólo para los desiguales. Arístóteles/ Política
Dice Fernando Savater en su Diccionario filosófico que la cuestión entre el Más y el Menos “no se resuelve con una mera regla de cálculo. Es obvio que una cosa es la igualdad en el sentido de lo mismo, lo idéntico, y otra la igualdad en el sentido de lo justo”.
En eso andamos. Pero Felipe Calderón ha resultado en matalote, no en trotipaso. Equina definición para no ofender otras especies o meternos en los terrenos galácticos de Narón, en el definitorio cuento de Isaac Asimov
Además, para estar a tono: pari passu. Con igual paso. Un instrumento de crédito introducido en la atención de la seguridad social, de la justicia a quienes por injusticia o por azar les ha tocado la peor parte en el reparto.
Doble pena.
Por un lado la naturaleza les “peñaliza” (por aquello de Peñitas) el no poder vivir en las tierras altas, las mejores, sino a las orillas, cerca de los ríos y lagunas que, en Tabasco, son en gran parte modos de vida pero también de muerte o, al menos, de amenazas de muerte. De sufrimiento sí, en estos tiempos de lluvias y descargas de las presas del llamado Sistema Hidrológico del Alto Grijalva.
Por el otro se les castiga porque se les niega no tan sólo la reparación justa de los daños sino la atención que en caso de desastre se debe dar a los damnificados.
Con un trato que puede calificarse de discriminatorio, el presidente de la República aplica a la solidaridad la cláusula del pari passu al exigir que por cada peso que la federación invierta en apoyo a quienes sufren las inundaciones, el Gobierno del Estado aporte otro peso. Pari passu, que en latín, literalmente, significa “con igual paso” y a veces se traduce como “en igualdad de condiciones, al mismo nivel, con igual fuerza, en forma imparcial y sin preferencias”.
¿Igualdad con los desiguales? ¿Sólo cuando se trata de paliar sus desgracias? La justicia, decía Aristóteles no puede ser equiparada a la igualdad. No es igual un gobierno que ha tenido que enfrentar cuatro inundaciones y otras muchas plagas —aunque el término no le guste a muchos aduladores y serviles palaciegos y quinteros— a otro que pudiera, tal vez, ir al mismo paso del gasto federal.
De esto ya advirtió a tiempo el gobernador de Tabasco, Andrés Granier Melo. El 31 de octubre de 2008, demandó la exención del pago de “paripasos” para las obras de reconstrucción, en los estados y municipios que, como Tabasco, hayan padecido una catástrofe natural.
Ese año Tabasco sufría la segunda inundación. Esta vez vamos en la cuarta. Granier dijo, entonces, que “en una economía colapsada como la mexicana, junto a la mundial y con el problema que tiene Tabasco en dos años consecutivos es imposible que los municipios y el estado puedan poner las aportaciones que les corresponden por el tema de los “paripasos” si tenemos un desastre y está avalado por todas las instancias debemos estar exentos de ese pago”.
La propuesta Tabasco fue llevada un día antes, el jueves 30, ante los diputados federales para que lo bajaran al pleno del Congreso federal. Como ahora se expuso, hace unos días, ante la Comisión de Seguridad del Senado de la República, las razones de Tabasco.
“Si el Estado de México, el Distrito Federal y Nuevo León se oponen (al “paripaso”) porque lo ven oneroso, nosotros que hemos padecido situaciones catastróficas, de donde lo vamos a sacar”, alegó en defensa de esta entidad.
Por citar un dato mencionado esa vez: para la inversión del 2009 Tabasco tenía que aportar unos dos mil millones de pesos. Demasiado dinero para una economía colapsada ya por la Gran Inundación del 2007.
Un dicho mexicano reflejaba, antes, cuando un pueblo iba bien. “Vamos en caballo de hacienda”, se decía. Ahora se le obliga al mexicano, no al trote fino, no al trotipaso, sino al “paripaso”. En el mismo régimen subsidiado de la seguridad social muy poco pueden las entidades federativas apoyar a sus pueblos cuando un gobierno como el actual exige en las acciones de la salud pública, por ejemplo, el pago de “paripasos”, de aportaciones similares de los estados y los municipios.
Vamos en matalote, no en caballo de hacienda.
LADO CLARO
Alfonso Pérez Álvarez, presidente municipal de Macuspana, fue claro el sábado 18: a estas alturas de la administración, “ningún municipio de Tabasco tiene para pagar el porcentaje que se le solicita para tener acceso a los programas federales”, y respaldó la postura del gobernador Andrés Granier en el sentido de que es necesario cambiar las reglas de operación del Fonden para apoyar realmente a las entidades en contingencia.
Dice Fernando Savater en su Diccionario filosófico que la cuestión entre el Más y el Menos “no se resuelve con una mera regla de cálculo. Es obvio que una cosa es la igualdad en el sentido de lo mismo, lo idéntico, y otra la igualdad en el sentido de lo justo”.
En eso andamos. Pero Felipe Calderón ha resultado en matalote, no en trotipaso. Equina definición para no ofender otras especies o meternos en los terrenos galácticos de Narón, en el definitorio cuento de Isaac Asimov
Además, para estar a tono: pari passu. Con igual paso. Un instrumento de crédito introducido en la atención de la seguridad social, de la justicia a quienes por injusticia o por azar les ha tocado la peor parte en el reparto.
Doble pena.
Por un lado la naturaleza les “peñaliza” (por aquello de Peñitas) el no poder vivir en las tierras altas, las mejores, sino a las orillas, cerca de los ríos y lagunas que, en Tabasco, son en gran parte modos de vida pero también de muerte o, al menos, de amenazas de muerte. De sufrimiento sí, en estos tiempos de lluvias y descargas de las presas del llamado Sistema Hidrológico del Alto Grijalva.
Por el otro se les castiga porque se les niega no tan sólo la reparación justa de los daños sino la atención que en caso de desastre se debe dar a los damnificados.
Con un trato que puede calificarse de discriminatorio, el presidente de la República aplica a la solidaridad la cláusula del pari passu al exigir que por cada peso que la federación invierta en apoyo a quienes sufren las inundaciones, el Gobierno del Estado aporte otro peso. Pari passu, que en latín, literalmente, significa “con igual paso” y a veces se traduce como “en igualdad de condiciones, al mismo nivel, con igual fuerza, en forma imparcial y sin preferencias”.
¿Igualdad con los desiguales? ¿Sólo cuando se trata de paliar sus desgracias? La justicia, decía Aristóteles no puede ser equiparada a la igualdad. No es igual un gobierno que ha tenido que enfrentar cuatro inundaciones y otras muchas plagas —aunque el término no le guste a muchos aduladores y serviles palaciegos y quinteros— a otro que pudiera, tal vez, ir al mismo paso del gasto federal.
De esto ya advirtió a tiempo el gobernador de Tabasco, Andrés Granier Melo. El 31 de octubre de 2008, demandó la exención del pago de “paripasos” para las obras de reconstrucción, en los estados y municipios que, como Tabasco, hayan padecido una catástrofe natural.
Ese año Tabasco sufría la segunda inundación. Esta vez vamos en la cuarta. Granier dijo, entonces, que “en una economía colapsada como la mexicana, junto a la mundial y con el problema que tiene Tabasco en dos años consecutivos es imposible que los municipios y el estado puedan poner las aportaciones que les corresponden por el tema de los “paripasos” si tenemos un desastre y está avalado por todas las instancias debemos estar exentos de ese pago”.
La propuesta Tabasco fue llevada un día antes, el jueves 30, ante los diputados federales para que lo bajaran al pleno del Congreso federal. Como ahora se expuso, hace unos días, ante la Comisión de Seguridad del Senado de la República, las razones de Tabasco.
“Si el Estado de México, el Distrito Federal y Nuevo León se oponen (al “paripaso”) porque lo ven oneroso, nosotros que hemos padecido situaciones catastróficas, de donde lo vamos a sacar”, alegó en defensa de esta entidad.
Por citar un dato mencionado esa vez: para la inversión del 2009 Tabasco tenía que aportar unos dos mil millones de pesos. Demasiado dinero para una economía colapsada ya por la Gran Inundación del 2007.
Un dicho mexicano reflejaba, antes, cuando un pueblo iba bien. “Vamos en caballo de hacienda”, se decía. Ahora se le obliga al mexicano, no al trote fino, no al trotipaso, sino al “paripaso”. En el mismo régimen subsidiado de la seguridad social muy poco pueden las entidades federativas apoyar a sus pueblos cuando un gobierno como el actual exige en las acciones de la salud pública, por ejemplo, el pago de “paripasos”, de aportaciones similares de los estados y los municipios.
Vamos en matalote, no en caballo de hacienda.
LADO CLARO
Alfonso Pérez Álvarez, presidente municipal de Macuspana, fue claro el sábado 18: a estas alturas de la administración, “ningún municipio de Tabasco tiene para pagar el porcentaje que se le solicita para tener acceso a los programas federales”, y respaldó la postura del gobernador Andrés Granier en el sentido de que es necesario cambiar las reglas de operación del Fonden para apoyar realmente a las entidades en contingencia.
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